LXII Legislatura: Presupuesto ad hoc

Hace sólo unos meses un grupo de 24 diputados de los diversos partidos políticos formaron un bloque para exigir cuentas claras a quien había fungido y el que fungía entonces, como presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO). Se referían a ALEJANDRO AVILÉS ÁLVAREZ, diputado del PRI y a JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ, del PRD. Aunque la protesta fue sólo una llamarada de petate, pues en el fondo lo que tenía indignados a los diputados es que no les habían salpicado de los 600 millones que tuvo como presupuesto en 2015 dicho órgano legislativo, el tema pegó de lleno en la opinión pública, quien empezó a ver a dicho poder, más como un crisol de negocios y conveniencia que un verdadero motor para la aprobación de leyes que fortalecieran el marco jurídico oaxaqueño.

Para las bancadas, incluso un segmento del PRD, era una ofensa el dispendio y los manejos turbios de LÓPEZ RODRÍGUEZ, quien mantenía con cargo al presupuesto legislativo, una abultada nómina de porros y militantes del Frente Amplio de Lucha Popular (FALP), del segmento de dicha organización que él encabeza. La queja era que de plano el perredista “no salpicaba” y argumentaba a quienes quisieran escucharlo, que el Secretario de Finanzas, ENRIQUE ARNAUD VIÑAS, le adeudaba al Congreso una suma millonaria. Se entiende: el diputado del PRD no sabe del manejo de recursos, ni de rendir cuentas, mucho menos de transparencia. La JUCOPO bajo su presidencia como la anterior, se manejaron con absoluta discrecionalidad y opacidad.

El cambio de estafeta creó nuevas expectativas. La diputada del PAN, NATIVIDAD DÍAZ JIMÉNEZ abrió fuego: se realizaría una auditoría para saber el destino de los recursos. Y la mayoría exhibió el peine. Los que antes protestaron simplemente ya no abrieron la boca. Sin embargo, a casi dos meses de que NATY asumiera la presidencia de la JUCOPO nada hay de la auditoría. En sentido contrario, el pasado 31 de diciembre en la madrugada casi por la vía fast track, la mayoría aprobó el Paquete Fiscal 2016. Y de nueva cuenta se asignaron la nada despreciable suma de 676.3 millones de pesos. Un presupuesto ad hoc, que sin duda estará destinado a manejarse en la absoluta opacidad, pues incluso el Tesorero, MAURO ALBERTO SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, muy fogueado en mañas y discrecionalidad, sigue en su calidad de inamovible.
DÍAZ JIMÉNEZ había ofrecido no sólo la auditoría sino incluso la creación de un órgano de control interno. Pero como se perciben las cosas, hay dudas respecto a que en el último año del ejercicio legislativo se quiera dar un golpe de timón para enderezar un poder legislativo que no sólo ha sido calificado como el peor en la historia política oaxaqueña, sino el órgano en donde sigue permeando el interés personal y el trapecismo político.