Opinión 

El comentario de hoy, martes 9 de mayo 2023

Está ya en curso el sexto mes de la administración del gobernador Salomón Jara. Aún no se han dado a conocer los pormenores para la presentación de su Plan Estatal de Desarrollo, 2022-2028. Hay que recordar que se hicieron de manera oportuna las consultas y foros temáticos para buscar los consensos en torno a rubros claves del entorno político, económico y social de la entidad y de los grandes desafíos que se han ido arrastrando de antaño.

Sin embargo, más allá de formalidades, sería interesante saber sobre qué vertientes caminará este gobierno; cuáles serán los ejes básicos y transversales por donde se desplegará la política social; la gobernabilidad; la infraestructura; el turismo; el campo y otros rubros fundamentales para el desarrollo oaxaqueño. Esperamos que dicho Plan Estatal sea en verdad un eje rector en la tarea de gobierno y no un mero formulismo o trámite que haya que cumplir.

Lo anterior viene a tono con un rubro que parece ser marginal en las prioridades gubernamentales. Se trata de la urgencia de un proyecto hidráulico que asegure el suministro de agua potable en la capital y municipios conurbados. En estos días, hay colonias del casco urbano que están a casi un mes de no recibir el vital líquido. Y no se diga las colonias populares. En ciertos sentidos se ha superado a gobiernos pasados en el mal manejo del racionamiento y de la atención a fugas de agua potable y residuales.

Sin hacer comparaciones ociosas, tal parece que hoy en día, no se han diseñado estrategias para hacer frente a la crisis que se presenta en cada temporada de estiaje. Los pozos que permitían atenuar los efectos, ubicados en municipios conurbados, ya son insuficientes. El crecimiento de la mancha urbana ha contribuido al empobrecimiento de los mantos freáticos. A ello hay que agregar los coletazos de la contaminación de nuestros principales afluentes, que parecen no figurar entre las prioridades del gobierno. Desde la administración pasada se menciona nuestra capacidad de crecimiento económico, que supera la media nacional; la captación del turismo y el aliento a las inversiones. Lo más triste es que no se atiendan cuestiones elementales como la salud, la educación y los servicios básicos para una vida digna. Y no puede hablarse de vida, en tanto haya carencias elementales como es el agua potable. En la capital nadie quiere verse en el espejo de Monterrey que, con todo su desarrollo, su población ha vivido un verdadero infierno ante la pobreza de agua potable. (JPA)

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