Opinión 

El comentario de hoy, martes 9 de abril, 2019

Entiendo que la insistencia sobre el tema es constante. Ya parecemos un disco rayado, como se decía antes. Pero ante una realidad lacerante, que vulnera el tejido social y pervierte el Estado de Derecho, hay que ser cobarde o pusilánime para quedarse callado. El tema es éste. Toda la semana anterior y lo que va de ésta, vecinos de agencias municipales de San Juan Mazatlán, Mixe, han mantenido cerrada la Carretera Transístmica, a la altura del paraje llamado Boca del Monte. No es la primera vez. El bloqueo es constante.

Ora por cuestiones electorales o por recursos o por participaciones municipales, el caso es que miles y miles de transportistas, automovilistas, pasajeros y gente como Usted o como yo, tiene que pagar los platos rotos por cuestiones de las que somos ajenos. Días enteros permanecen las unidades varadas. Niños que viajan en autobuses; mujeres embarazadas o ancianos, padecen las inclemencias del tiempo. Pero esta gente ya se cebó en el chantaje. Obvio, alguien los manipula. En esa zona del Bajo Mixe hay dirigentes sociales que han pervivido del chantaje y la manipulación. Son los que mueven el pandero. Pero se dice que también funcionarios.

Un problema local se convierte en afectación colectiva. Si el árbitro electoral calificó así o asá tal elección, hay bloqueo de unos; si éstos resultaron desfavorecidos, también bloquean. Si el presidente municipal no les da recursos a las agencias o si el gobierno estatal no ha entregado apoyos, la respuesta es siempre la misma. La cultura del bloqueo está ya en la conciencia de sindicatos, maestros, comuneros, jornaleros, burócratas, falsos redentores sociales, etc. La pregunta es: ¿por qué se ha dejado crecer de manera burda y torpe esta conducta, que no es ni mucho menos, libertad de expresión?

Lo grave es que no existe ni por asomo, un propósito gubernamental para evitar que este abominable método sea acotado; tampoco hay, menos en este momento, una actitud responsable de los y las legisladoras locales, para aprobar iniciativas al respecto. Y ahí vamos los oaxaqueños dando tumbos, sumergidos en el atraso y la marginación; la corrupción y la indolencia, esperando que la Providencia se apiade de nosotros. El bloqueo ya es una institución. Ya subyace en la conciencia colectiva.

Por ello, cuando conocemos mediciones en torno al índice de pobreza, de desempleo, atraso educativo o rezago social, no nos sorprende ir a la cola. Nos lo hemos ganado a pulso. Son unos cuantos, lo sabemos, quienes a través de esos métodos abominables se han enriquecido, luego de lucrar con la pobreza y con los pobres. Pero en tanto no haya una respuesta enérgica, conforme lo mandata la ley y el bien público, ahí seguiremos escuchando la justificación de funcionarios timoratos e incapaces de mantener el orden. (JPA)

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