Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 16 de mayo 2024

El país enfrenta hoy en día dos graves crisis que lo tienen contra la pared, de las que los oaxaqueños no somos ajenos: por un lado, la falta de agua que nos mantiene, así literal, muriendo de sed y otra, la inminente crisis de energía eléctrica que ya ha mostrado sus efectos perniciosos. Se han invertido miles y miles de millones de pesos, con sobrecostos, en proyectos faraónicos, pero se han soslayado respuestas tanto en lo referente al agua como al factor energético.

Vayamos por partes. Es una realidad, el agotamiento de los mantos acuíferos de los Valles Centrales; la sobre-explotación de los pozos para surtir del vital líquido a una población cada vez mayor; la falta de un proyecto a mediano o largo plazo para dar respuesta a una demanda creciente. Pero hay algo más: el llamado aguachicoleo como le han llamado algunos- de parte de fraccionamientos y colonias, conectados a los tubos que traen el líquido de los manantiales de San Agustín, Etla, y sin pagar, han propiciado una crisis inédita en la capital.

Sin embargo, el problema es más generalizado. Se estima que al menos 300 municipios oaxaqueños enfrentan esta grave crisis. Acequias, presas, pozos y ríos, están prácticamente secos. Todo ello en el marco de una crisis climática global, pero agudizado por la explotación irracional de bosques; el crecimiento de redes de concreto y asfalto, así como la contaminación de afluentes y los incendios forestales.

La crisis del agua debe hacer reaccionar a nuestros apochotados legisladores, que siguen sin responder a las expectativas y demandas ciudadanas. La actual problemática hídrica, se viene arrastrando desde hace no menos de 10 años.

En torno a los apagones y cortes de energía eléctrica, a punto de concluir el sexenio del presidente López Obrador, queda de manifiesto que la generación de energía de fuentes fósiles –carbón y combustóleo-, ha sido un fiasco. Que el llamado “horario de Verano” no fue una invención de los regímenes neoliberales y que, cuestionar y desacreditar a las empresas privadas que generan energías limpias como la eólica o solar, sólo obedecieron a los intereses de quien ha hecho de la Comisión Federal de Electricidad, una verdadera entelequia.

Hablando en plata: jamás el país había enfrentado la crisis energética como la de los últimos días. Ante cualquier corte o siniestro, las cuadrillas de la entonces eficiente empresa paraestatal acudían y en cuestión de horas resolvían. Ahora no. O se culpa a la ola de calor o a los incendios. La cerrazón y los intereses que se han escudado detrás, han hecho su aberrante labor. (JPA)

Leave a Comment