Opinión 

El comentario de hoy, martes 6 de septiembre 2022

A una semana del regreso a clases, todo apunta a que en el sistema educativo oficial la cuestión no se normaliza del todo. Y hay dos factores que hacen presumir que la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –SNTE-, -¿o podríamos decir de la CNTE?-, luego de la luna de miel que vivió con el gobierno estatal durante los últimos cuatro años, vuelve a las andadas.

Por un lado, hay entre el sector magisterial, luego de dos años y medio de suspensión de clases presenciales por la contingencia del Covid-19, una injustificada resistencia a volver a la normalidad del proceso enseñanza-aprendizaje. Por otro lado, justificando esta negativa, otro sector, cual si estuviéramos de nueva cuenta como en los aciagos años de 2020 y 2021, se sacaron de la manga, el llamado regreso escalonado.

Padres y madres de familia de conocidas instituciones educativas, han manifestado su inconformidad y con cartulinas y pancartas han reiterado su rechazo a este infame desapego del sector magisterial oficial con su responsabilidad docente. Y es cierto. Luego de 42 años del nacimiento        del famoso Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación –el MDTEO- entre paros locos, suspensiones injustificadas, plantones y demás, se han perdido ciclos completos, lo que ha traído consigo un aberrante rezago educativo.

En el interior del estado y no sólo en las áreas rurales hay maestros que, desde marzo de 2021, no se han parado en sus centros de trabajo. Tampoco laboraron en las llamadas clases en línea ni en el sistema híbrido. Es decir, cobrar sin trabajar, ya les supo. Un numero considerable de mentores justificó en este año su ausencia, porque andaban en la campaña del hoy gobernador electo, Salomón Jara. Muchos de ellos, hasta tomaron los cursos de formación que impartió su partido, Morena, en coordinación con la UABJO.

Fue famoso el video de la reunión que el futuro mandatario estatal sostuvo en su campaña política, con un grupo de maestros en Los Ángeles, California, en donde les manifestó de frente, su postura respecto al atraso escolar y les dio la calificación que merecían: en escala de 1 al 10, les puso 4. Y los aludidos, como se dice vulgarmente, se pararon de pestañas, indignados, hechos una furia. Siempre se ha culpado del atraso escolar y el rezago educativo a la pobreza, no a su perpetua movilización.

Los hechos han demostrado que no le hizo falta razón al gobernador electo ni a quienes hemos criticado el desapego con el compromiso docente. La prueba está a la vista. Ya se trata de imponer un nuevo programa y calendario escolares, con efemérides y suspensiones y, sobre todo, la complicidad para seguir postergando el regreso a clases presenciales. Y lo visto no es juzgado. (JPA)

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