Opinión 

El comentario de hoy, martes 19 de julio 2022

En el entorno oaxaqueño, hay un grave ambiente de impunidad. Si bien es cierto que, a diferencia de otras entidades del país, en donde líderes criminales se pasean con aparatosas escoltas y sicarios armados, aquí en Oaxaca tenemos a ciertos dirigentes de sindicatos y confederaciones vinculados con el transporte. Van y vienen impunemente, armados, rodeados de guaruras y hasta en camionetas blindadas.

La pregunta es: ¿Y quién les ha dado esa potestad, que constituye un delito para cualquier ciudadano? El gobierno. Se trata de poderes fácticos que, bajo la sombra de un sindicalismo violento, lo mismo controlan el transporte, que el comercio informal y hasta otros rubros menos lícitos. Hace tiempo se sabía que bares y antros en Santa Lucía del Camino –pero no es el único caso- no pagaban impuestos al gobierno municipal, sino a una confederación obrera.

¿Hay alguna diferencia con los grupos criminales? Obviamente no. El tema no es nada nuevo. Ya se vio hace unas semanas cuando un dirigente fue herido; al día siguiente fue el del sindicato adversario presuntamente a quererlo rematar en conocido hospital. Es decir, las armas y la violencia, por las rutas de taxis y mototaxis; por el transporte de materiales pétreos o simplemente por el control de las obras que se llevan a cabo, salen a relucir. En lo que va de este gobierno, los conatos de violencia y asesinatos, suman decenas.

Estamos de acuerdo que, la política de diálogo y más diálogo haya atado de manos a este régimen para aplicar la ley y meter a la fuerza pública, algo que nunca ha ocurrido a la fecha, pero de ahí a solapar que sujetos se paseen por las calles, usando armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, eso es desfachatez o pusilanimidad. Más aún, si pretenden protegerse con el ardid de una representación sindical.

Porque nada más les aplican la ley; los detienen o privan de la libertad, de inmediato sueltan a sus esbirros y el infierno de bloqueos cobra las afrentas a una ciudadanía inerme. Decenas de bloqueos a concurridos cruceros y carreteras hubo la semana pasada para exigir la libertad de la dirigente de una Confederación ligada al transporte, luego de ser de detenida por presunta portación de arma de fuego. ¿Acaso dirigir o liderar una confederación o sindicato es patente de corso para conducirse fuera de la ley o estar por encima de ella? Por ahí debería empezar nuestro Instituto Armado para realizar su programa de canje de armas. Nada, absolutamente nada justifica que haya personas que, amparadas en dichos sindicatos, se paseen por las calles violando la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. (JPA)

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