Opinión 

El comentario de hoy, jueves 10 de agosto 2023

Desde el inicio de la administración del gobernador Salomón Jara, en las diversas dependencias del ejecutivo, se detectaron anomalías, desvíos y presunta corrupción de algunos ex funcionarios. Dichos datos se ventilaron en los medios de comunicación. Contratos apócrifos y millonarios con empresas que no cumplieron, algunas de ellas de reciente creación y hasta sancionadas por los organismos fiscales; obras mal hechas, pero entregadas como si estuvieran concluidas; operaciones ilícitas como el Cártel del Despojo, entre otras. Se trató de un primer acto.

En el segundo, vinieron las indagatorias, carpetas de investigación y la aprehensión de algunos de los presuntos involucrados. Su estatus legal no es de nuestra competencia. Basta decir que, en opinión de algunos oaxaqueños se trata sólo de pequeños charales, nada de peces gordos. En fin, cada gobierno tiene su forma particular de aplicar la ley. En principio, se sienta un precedente de que no habrá impunidad y se da una lectura a quienes forman parte hoy del gabinete legal y ampliado, de una consigna popular irrebatible: los carniceros de hoy, serán las reses de mañana.

Pero, más allá de esta historia de héroes y villanos, lo importante es saber qué va a pasar con las obras que quedaron inconclusas o aquellas que son un fiasco. Han transcurrido ya ocho meses de la actual administración y las obras de Símbolos Patrios o el llamado Circuito Interior tienen las mismas deficiencias que afloraron en los últimos días del gobierno anterior. Es decir, ¿habrá que conformarnos con que el dinero invertido se fue a la basura, como ha ocurrido con el llamado CityBus, cuyas unidades se utilizan sólo en los festejos de julio y sus paradas son refugio de migrantes?

Algunas de las presuntas o probadas corruptelas del antiguo régimen ya quedaron evidenciadas. Con certeza aún hay cabos sueltos. De ser así, seguramente hay más probables responsables que tendrán que rendir cuentas ante los órganos de justicia. En tanto ello ocurre, ¿la ciudadanía tendrá que conformarse en ver las obras a que hacemos referencia como monumentos a la corrupción? Es decir, se repite la historia del pasado. Que quede constancia de que los gobiernos anteriores siempre fueron corruptos.

Lo grave es que las obras citadas fueron planteadas, aunque su objetivo se desvió, para el beneficio social de miles de oaxaqueños que, ignoran lo que ocurre en los entretelones palaciegos, partidistas o de vendettas políticas. En lo personal, tengo la certeza de que, si el gobierno de la Primavera Oaxaqueña interviene en el proyecto original de las obras en mención, las concluye y entrega al pueblo oaxaqueño, será un éxito político que le abonará mucho más que tenerlas así, como resabios de un pasado ominoso de corruptelas y complicidades. (JPA)

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