De paradojas y utopías 

Triquis: “El eterno retorno”

1).- Una burla al Estado

En 1884, uno de los años más prolíficos de su pensamiento, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), creó la doctrina del “eterno retorno”, en la que “todo vuelve y retorna eternamente”. “El regreso sobre sí –diría posteriormente- sin llegar a un final, a la nada”. (La voluntad de poderío, EDAF, Madrid, 1981, p.59). Es como una maldición, reconoció en esta obra (p. 61). Bien vale para una metáfora aplicada a la farsa de los grupos: MULT, MULTI y UBISORT, que se disputan los despojos de “la Nación triqui”, en su “eterno retorno” –pero nunca consolidado- a Tierra Blanca, Copala. A estas alturas, dicho argumento ya se escucha como guasa, burla, un verle la cara constantemente al Estado Mexicano, al gobierno estatal y a sus representantes.

2).- Desplazados, ¿de dónde?

Este grupo étnico, caracterizado históricamente como violento, con tendencia a vendettas en su misma etnia, proclive además, a vivir –azuzado por sus manejadores externos- de la dádiva oficial, tiene una larga historia criminal. Trashumantes, practicantes de la trata. Uno de los mecanismos para protegerse es asumirse desplazados y vivir de ello, vía medidas cautelares. Concitar un circo mediático y dejarse caer en donde les place. Y lo convierten en su lebensraum. Hay que recordar a quienes desde 2010 se apropiaron de los pasillos del Palacio de Gobierno y que fueron desalojados el 2 de diciembre de 2022. E insisten en regresar vía la lideresa Sergia Zepeda. O los que reubicó la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, luego de años de amachinarse en Avenida Juárez. Con todo respeto a nuestros pueblos originarios: los triquis se cuecen aparte.

3).- No más que amagos

En el gobierno de Alejandro Murat se dieron al menos tres intentos de restablecer la paz entre los triquis. Fracasaron las mesas de diálogo. El propio presidente López Obrador ha frustrado su propósito de testificar algún acuerdo de paz. El Subsecretario de Derechos Humanos y Asuntos Religiosos de la SEGOB, Alejandro Encinas, ha ido y venido. Con aquella falacia política de que si el anterior no pudo resolverlo, “nosotros sí”, el pasado 23 de diciembre, el gobierno de Salomón Jara instaló la mesa “Para la construcción de la paz, justicia y bienestar de la Nación triqui”. Ahí estuvieron los dirigentes de los tres grupos y Encinas. El 4 de enero continuaron los trabajos para el retorno de los “desplazados” a Tierra Blanca. La tarea fue encomendada al titular de la Secretaría de Gobierno, José de Jesús Romero López. Salvo la foto, no hay nada.

4).- La misma película; la misma farsa 

Como en el pasado, para concretar el retorno se argumentó falta de condiciones de seguridad. El mismo rollo, la misma farsa. Amagos, intentos fallidos. Lo hemos dicho una y otra vez: la violencia y la muerte en la zona triqui, es un gran negocio de los dirigentes y titiriteros foráneos. No quieren la paz. De llegar ésta se acabó el chantaje, la interlocución y la presión al gobierno. Por ello, justo cuando asoma una posibilidad de pacificar, hay emboscadas y ejecuciones. Hasta el más torpe lo entiende. Las acusaciones son mutuas. MULT y MULTI se echan entre sí la bolita. Los dos son iguales de violentos y rapaces, con dirigentes demagogos y vividores.

5).- Una política sin prejuicios

Cuando se preparaba el retorno -¿otra vez?-, el sábado 27 de enero, fue asesinado un integrante del MULT: Juan Martínez Flores, de 55 años y su hijo, Javier Martínez Álvarez, de 20 años, fue herido. Señalan al MULTI. La misma historia repetitiva. Para que las mesas de diálogo tengan éxito hay que ir por los criminales. Porque es esa impunidad lo que ha lacerado a unos y otros. El ardid de “nosotros los pobres indígenas o somos hijos de los pueblos originarios, del color de la tierra”, para eludir la fuerza de la ley, ya no cuaja. Los sicarios de una y otra organización han sido intocables. Detienen a alguien y vienen las marchas y los bloqueos. Matan a sus hermanos de raza y siguen como si nada. Y los dirigentes saben quiénes son. Hay que apretarlos. Que respondan ante la ley. De no hacerlo, seguirá el “eterno retorno”, sin éxito y como fracaso político.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— La ola criminal que se ha presentado en Oaxaca es responsabilidad de quienes tienen el pandero en la mano. No de entes reales o ficticios.  Seguir con el mismo trillado rollo de echarle la culpa al de atrás, ya no cuaja en el imaginario colectivo. En diciembre y enero, dos meses de gobierno, 116 homicidios dolosos, incluyendo 24 feminicidios no es para echar las campanas al vuelo. Los responsables no saben o no sirven para el cargo.

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