De paradojas y utopías 

Tribulaciones y delirios

1).- Lucha torcida

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sorbido los tragos amargos del poder. Sin duda, la familia lo llevará a la ruina. Primero fueron los hermanos Pío y Martín, recibiendo sobres de dinero. Luego la prima, Felipa Guadalupe Obrador Olán y sus contratos en Pemex. Y la cereza en el pastel, el primogénito, José Ramón López Beltrán que se sabe, nunca ha trabajado –y quedó demostrado- pero vive como un potentado. “El bodoque de Andrés” -dijera en su lapsus el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García-. Un verdadero “gentleman” -aunque formado en la mediocracia- o, en su defecto, un “padrote casero”, pues “la señora tiene dinero”.

Excesos, aviones privados o rentar propiedades en barrios exclusivos, vive -como alguien dijo- en el corredor de los millonarios-. Lo peor es que parte de esos abusos serían el corolario de un evidente tráfico de influencias. Nada nuevo, sin duda en México. La larga hegemonía priista dejó todo un lastre de abusos de los llamados juniors. La reinvención del concepto de realeza, de aquellos que pretenden aprovechar la estirpe política para desafiar con prepotencia cualquier autoridad, con el glamour, las bacanales, su pertenencia al jet set o el despilfarro.

2).- La nueva casta divina

Nuestro sistema político mexicano ha permitido la supervivencia de una casta política de hijos de expresidentes, ex gobernadores, políticos de toda laya o dirigentes sindicales, que se han servido a placer del poder que ejercieron o ejercen sus padres. De la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, formaron a sus hijos para ejercerlo a costa de lo que fuera. Estudios en el ITAM u otras; postgrados en Harvard o Princeton. Si algún día don Daniel Cosío Villegas afirmó que en México se “ejercía una monarquía sexenal, absoluta, autoritaria por vía transversal”, bien podría derivar en una “monarquía sexenal, omnipresente y eterna”. Peor aún, si concedemos razón a Gabriel Zaid, que aquello que pretende construir AMLO, es un presunto maximato. (Reforma, 30 de enero, 2022).

“Juniors mal portados, abusivos, arbitrarios, altaneros, caprichosos, arrogantes y volubles siempre los hay”, dice Francisco Cruz Jiménez. (Los juniors del poder, Temas de hoy, México, 2014, p.71). Se dan en ramillete. “Hace mucho perdieron la prudencia y la discreción” (Ibídem). Empero, lo que ha calado en la conciencia colectiva es la contradicción en el discurso presidencial. Soterrado enemigo de las clases medias, de los “aspiracionistas”, de los excesos y la corrupción abierta o velada. Ese resentimiento dirigido a los enemigos que, ahora ha visto, los tiene en casa. En un fallido intento de lavarle la cara a los suyos ha utilizado el podio del poder para arremeter en contra de sus críticos.

Y ha violentado la ley, develando datos personales de Carlos Loret de Mola, pidiendo que el INAI lo investigue. Ya han probado la furia presidencial otros periodistas más como Carmen Aristegui, Denise Dresser y muchos más; los historiadores Héctor Aguilar Camín o Enrique Krauze; universidades como la UNAM –su Alma Mater- o el CIDE. La ciencia y los investigadores del CONACYT. El poder y el delirio que conlleva, lo ha puesto en una espiral de descrédito y sarcasmo.

3).- La locura del poder

La libertad de expresión, hoy tan golpeada con asesinatos y descalificaciones presidenciales, no es una concesión de AMLO o su controvertida 4T. Los prejuicios, los retos a la libertad que ha impuesto esta monomanía obradorista y el fanatismo que lo ha cegado, son un serio peligro para el país. “Nada más destructivo que la feliz sensación de infalibilidad de quienes destruyen a otros, con la conciencia tranquila de quien está haciendo el trabajo de Dios” -dice Isaiah Berlin. (Sobre la libertad, Alianza/Ensayo, Madrid, 2012, p. 388).

“La libertad -reconoció Octavio Paz- es un duro aprendizaje, pero únicamente ella puede cerrar el paso a una intentona de la burocracia conservadora o de un demagogo nacionalista”. (Pequeña crónica de grandes días, FCE, México, 2018, pp.22-23). Sólo un autócrata, investido de poder alaba y culpa; venera o condena, usando la propaganda, tal cual la usó Gobbels en el nazismo, como una cortina de humo para ocultar excesos y abusos.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— De nueva cuenta, un grupo de normalistas hizo de la semana anterior un infierno para los citadinos. El evidente el manipuleo; la provocación. Pareciera ser fuego amigo, al interior del propio gobierno estatal.

— El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sigue entrampado, entre litigios e indefiniciones. Lo que las impugnaciones de la senadora Harp han logrado hasta el momento, es hacerle un boquete a su partido. Ahora hasta diputados (as) federales y locales, haciendo proselitismo en su favor y presionando a magistrados (as) del TEEO.

— Que descanse en paz, nuestro compañero Mario Medina Torres, que partió la semana pasada.

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