¿Primeros lugares en seguridad?: Mito genial
Desde el gobierno de ULISES RUIZ, sobre todo en los últimos años, cuando una tríada de oportunistas encabezados por JAVIER RUEDA VELÁSQUEZ, Secretario de Seguridad Pública –que sustituyó a la Secretaría de Protección Ciudadana- monopolizaron los cargos y las dependencia del sector, se creó un mito genial: Oaxaca como una de las entidades más seguras del país. “Claro –lo decían a los cuatro vientos- porque no estamos igual que Guerrero, Michoacán o Tamaulipas”. Esa imagen se volvió transexenal. Y ya es común que escuchemos en los discursos o informes gubernamentales, nuestro honroso lugar en la seguridad pública del país.
Sin embargo, la realidad es otra. Oaxaca no está exenta del mapa criminal que se vive el país y no precisamente por “el efecto cucaracha”, con el que los funcionarios responsables asumen entender las operaciones del crimen organizado en la entidad. En menos de 24 horas, el pasado fin de semana, hubo en la capital y su área conurbada tres ejecuciones: uno, un entrenador que fue asesinado con arma de fuego calibre 9 mm; otro, un sujeto cuyo cadáver apareció en las riberas del Río Salado y uno más en la Colonia Reforma, que recibió impactos calibre 223. ¿Será ésta una de las entidades más seguras del país, argumento con el que se siguen regodeando las autoridades y que sin duda escucharemos en el V Informe del gobernador GABINO CUÉ?
La seguridad pública, al menos desde la perspectiva del gobierno estatal, no es una prioridad. Justamente por ello, en torno a los responsables de la dependencia en esta administración, hemos ido de más a menos. El primer titular, MARCO TULIO LÓPEZ ESCAMILLA, tenía claridad de su encargo. Pese a sus desfiguros y arrogancia, sabía su trabajo. El segundo en el cargo, ALBERTO ESTEVA SALINAS, resultó un verdadero fiasco. Se dedicó a promover el C-4 como si fuera Cirque du Soleil, a llevar a los perros de la Policía Estatal por todos lados, cual si fuera troupe de espacios recreativos y mil desfiguros más. Uno de los motivos finales de su remoción fue el paro policial, encabezado por “el pastor”, YEIDCOL. Finalmente, con JORGE RUIZ MARTÍNEZ, el remedio resultó peor que la enfermedad. Institucional, discreto y todo, pero de seguridad pública cero.
La realidad que vive la entidad pues, no es para echar las campanas al vuelo y quedarse con aquel mito genial de que somos una de las entidades más seguras del país. No es así. La seguridad es tan vulnerable aquí como en cualquier parte. Los grupos criminales, ante la parálisis de la Policía Estatal, que camina con un bajo perfil y la inacción de la Policía Federal, andan como Pedro por su casa. (JPA)