De paradojas y utopías 

MORENA: Los mismos vicios

1).- Retrato de familia

En Tabasco, la plana mayor de consejeros electos de Morena son fans de Adan Augusto López, titular de SEGOB. En San Luis Potosí, encabeza la lista la hermana de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana. En Morelos, un hermano del gobernador Cuauhtémoc Blanco. (Templo Mayor, Reforma, 29 agosto, 2022). Y en Oaxaca, hermanos, hijos, sobrinos van a la cargada futurista. Ceguera institucional y ceguera política. Ni un espacio para la disidencia. Ni un lazo para los adversarios de dentro. Luego del triunfo de Salomón Jara nunca una “operación cicatriz”. Como en la vieja hegemonía del PRI, las redes familiares –que tanto criticó esta izquierda populista- se afianzan con una visión patrimonialista y aldeana.

Una larga cita al respecto: “Y al patrimonialismo –dijera Octavio Paz- le debemos muchas cosas, unas abominables y otras admirables. Entre las primeras está la corrupción, el nepotismo, el espíritu cortesano, las camarillas, el compadrazgo y otros vicios de nuestra vida pública. Entre las segundas, buena parte de la espléndida arquitectura novohispana, los mecenazgos, la preocupación por los desvalidos y, en fin, esa mezcla de espíritu justiciero, demagogia e ineficacia que hoy llamamos populismo”. (Pequeña crónica de grandes días, FCE, México, 2018, p. 75). En el fondo de todo, esa abominable “servidumbre voluntaria”, como le llamó Étienne de la Boétie.

2).- El espectro caciquil

En septiembre de 2006, pasado el proceso electoral de ese año y del primer revés de Andrés Manuel López Obrador para cuajar la presidencia, Roger Bartra develó la naturaleza exacta del fracaso: la descomposición de la izquierda y el populismo conservador. “Aquel que iba recogiendo los deshechos del viejo nacionalismo revolucionario que el PRI había abandonado en el camino”. (“Fango sobre la democracia”, en Letras Libres, año VII, Núm. 93, septiembre de 2006, pp.16-22). Había una actitud velada de restaurar, al margen de las instituciones democráticas, formas de poder y vicios del antiguo régimen. Y lo vemos hoy. Morena mimetiza los viejos moldes que tanto criticó. Una idea coja de la llamada transformación. Lo logran, envenenando el ambiente electoral.

El innegable triunfo arrollador que Morena ha tenido en Oaxaca ha engolosinado a sus actores: quieren engullirse solos todo el pastel. Marginar a sus mismos correligionarios. Expulsarlos de las bondades –o desafíos- del poder y del partido. Purgas simuladas, como en el PCUS, que así socavó su fracaso en la extinta Unión Soviética. Fans e incondicionales; alfiles y lame botas, que ya se treparon por elevador, cuando los viejos luchadores lo hicieron por las escaleras. Como una nueva monarquía tipo Luis XIV: “absoluta y vertical en sus principios, pero impotente en los hechos”. La política en esa acartonada y caciquil izquierda oaxaqueña es, hoy en día, parafraseando a Carlos Fuentes, “una Babilonia, de bajas morales y altos alquileres”. (La campaña, FCE, México, 1991, p. 27).  

3).- Futurismo acartonado

Aún no gobierna Morena en Oaxaca y ya exhibe el cobre. No ha aprendido de las lecciones del pasado. Continúa operando como movimiento y no como partido. Clanes familiares y cofradías; complicidades y futurismo. Ya se alista el recién ungido dirigente Benjamín Viveros Montalvo, para capotear los jalones y tirones de quienes empujan para el Senado u otros cargos de elección popular. Ven el triunfo fácil. Emular al gobernador electo, Salomón Jara, es la divisa. La diferencia es que éste tiene al menos tres décadas en la brega política. Y no anodinos y oportunistas; trapecistas y convenencieros, que se asumen paladines de la libertad y de una izquierda que, poco a poco va cavando su tumba.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— La exoneración de la ex presidenta municipal de Huajuapan de León, Juanita Arcelia Cruz Cruz, a quien se señaló –de manera injusta- de haber sustraído de manera ilícita fondos municipales y el aval de su calidad moral por parte del mismo gobernador electo, Salomón Jara, fue una acción inédita y plausible. Malo que se siga estigmatizando a medios y periodistas. Rudeza innecesaria.

— El gobierno de Oaxaca de Juárez, que preside Francisco Martínez Neri, debe dar un golpe de timón para cumplirle a quienes le otorgaron el voto popular y con los compromisos de campaña. Bacheo, inseguridad, control al comercio en la vía pública, entre otras. Pero tal parece que los escándalos y la corrupción siguen socavando la credibilidad ciudadana. Las prioridades: una estación de radio, un mural y otras frivolidades.

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