La resaca populista
RAÚL NATHÁN PÉREZ
“Hoy, Pompeyo, has encontrado la prueba verídica:
al hombre de poder no siempre se le quiere”
Lucano, Farsalia, Libro VII, 720, p. 269
1).- Un recuento del pasado
A lo largo de la historia, reyes y gobernantes han incubado odio y encono social. Mario, Sila, Nerón y Calígula entre los romanos. Se cuentan por cientos en la antigüedad. Los latrocinios y crímenes del colonialismo. La guerra y la sangre fueron su marca. En El Príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Maquiavelo puntualiza las causas que generan la aversión hacia el monarca. La tiranía y la crueldad; la soberbia y la ambición. T. Hobbes no se equivocó al calificar el poder como sinónimo de destrucción. Que renuncie al poder quien sea piadoso, decía Lucano. También los hubo buenos, pero fueron los menos.
Un historiador afirma que Hitler, Stalin, Pol Pot y muchos otros deberían estar en un retablo maldito que no olvidáramos nunca. No son ajenas en este mapa de muerte las dictaduras latinoamericanas, las masacres en los países africanos, Gaza u otras. La crueldad -decía M. de Montaigne- es sinónimo de cobardía. Sin embargo, hay gobernantes que, despojados de toda ética, alimentaron en sus pueblos la división y el odio. Que, sin armas ni sicarios, asesinaron esperanzas o sus políticas erráticas generaron más dolor y sangre.
2).- Siembras lo que cosechas
El ex presidente Andrés Manuel López Obrador -nadie puede regatearle- forjó un hito en la historia política del país. Aplastó a sus opositores en un proceso electoral que ganó de calle. Carismático, con gran arraigo popular y reconocido liderazgo. Apasionado del poder presidencial lo buscó durante 18 años. Y lo logró. “La emoción es una borrachera, la pasión una demencia” -dice J. A. Marina-. Pero su mente se extravió. Padeció el Síndrome de Hybris, con sus excesos y ocurrencias. Cumplió su propósito de transformación: demoler instituciones. Acabó con la pobreza… pero de los suyos. Felipe Calderón y García Luna; periodistas y editores, sus peores enemigos. Todos eran conservadores y neoliberales. Las clases medias su coco.
AMLO el líder, Mesías, populista, autoritario, guía moral, forjó un régimen cimentado en la demagogia, la polarización y la descalificación. Nadie podía contradecir sus ocurrencias o incontinencia verbal, así fuera una torpeza: los delincuentes tienen derechos humanos, la política contra los cárteles será de “abrazos no balazos”, si se portan mal “los acusamos con sus abuelitas”. La pandemia “nos cayó como anillo al dedo”. Y muchos más. En el fondo, la tonadilla “es un honor estar con Obrador” lo mantenía expectante o atormentado.
Empero, México siguió viviendo en la cuerda floja. A medio camino entre la zozobra y la desesperanza. Dejó como legado obras que son un fiasco; un sistema de salud pulverizado y colapsado; más de 700 mil hogares enlutados por la pandemia; más de 180 mil homicidios dolosos y al menos 100 mil desaparecidos. Y la “familia real” abriéndole frentes o en los negocios y el tráfico de influencias; el derroche y la frivolidad.
3).- Cobro de facturas
En la historia de México hay un directorio de personajes odiados y estigmatizados por vendepatrias, traidores o pésimos gobernantes. Pero no hay personaje que sea hasta hoy más vilipendiado, caricaturizado y denostado que AMLO. Sembró el actual régimen de incondicionales; un abanico de reformas para establecer en el país una dictadura y alentó la impunidad de los cárteles para conformar un narco-Estado. El Mesías ya no es tal. Es un mito a medias. Ya quemó los cuetes; ahora su familia levanta las varas. La señora Gutiérrez Müller, José Ramón, Andy, Gonzalo y hasta Jesús Ernesto, son los actores de reparto en esta tragicomedia de la política nacional. “El rencor, el rencor es nuestra arma -decía Carlos Fuentes en La voluntad y la fortuna-. El resentimiento mexicano es el abono de nuestra conciencia nacional”.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Pregunta: ¿a qué ex gobernador le dicen el nopal, por aquello de que cada día le salen más propiedades? Es impresionante la cantidad de inmuebles que posee sólo en la capital. Hay datos precisos y públicos. Estamos documentando algunos, incluyendo propiedades en el Centro Histórico a punto de venirse abajo. ¿No es tiempo ya de que el gobierno las expropie y devuelva al pueblo lo robado?
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