La parafernalia sucesoria

Raúl NATHÁN PÉREZ

1).- La crítica y la mea culpa

En la visión de George Steiner (Lenguaje y silencio, Gedisa, España, 2006), quienes hacemos crítica al quehacer político en sus diversas vertientes, “vivimos de segunda mano”. Opinamos de lo que otros hacen o dejan de hacer. Parece ser gracioso, pero tiene un efecto corrosivo. A veces, cual eruditos, descalificamos y ensalzamos; hacemos apología o demeritamos. Con facilidad inusual conducimos a quien cayó de nuestra gracia al cadalso. Con otros, somos en exceso complacientes. Sin miramiento alguno podemos exaltar o envilecer; seducir o asquear, apelar a la virtud o a la barbarie. De manera desconcertante –de nuevo vamos con G. Steiner (Los Logócratas, México, FCE, 2007, p. 59)- hay quienes hacen las dos cosas al mismo tiempo, haciendo de la interpretación de la política un híbrido inexplicable. La frialdad del análisis y la crítica deviene complicidad. Esta tendencia se convierte en sistema en nuestra aldea local. Como si esculcar en la vasta e intrincada red de pasiones, de intereses, de ambiciones, diera una nueva luz a nuestra decadente –o más bien inexistente- cultura política. Empero, con la podredumbre que estamos viendo no debe haber piedad.

2).- Acuerdos subrepticios y traiciones

En el proceso para la gubernatura de 2010, el PRI sufrió la peor de sus derrotas. En 2006 ya había tenido una pequeña muestra de que no era invencible. Le dieron una arrastrada de “Santo y Señor Mío”. Ni “carro completo” ni triunfos apabullantes. Más bien derrotas vergonzosas. En el ínterin hubo chispazos de recuperación. Diputaciones locales y federales completas. Pero la derrota del 2010 marcó al tricolor de manera irreversible. Ulises Ruiz confió demasiado en la fuerza del poder estatal. Pero fracasó. La soberbia, el exceso de confianza y el triunfalismo permearon en el equipo de campaña. Eviel Pérez Magaña, a) El Tiburón, no pudo remontar las heridas del 2006. Tampoco marcó una sana distancia. Se empecinó –aunque diga lo contrario- en gravitar en torno a URO. La sumisión al ex gobernador es patológica. “El Nopalito” –así le decían a Pascual Ortiz Rubio- manejado por Calles.

Soslayando la humillación y con una mala lectura, el equipo derrotado se montó sobre CDE del PRI. Aunque los agravios venían de más lejos, ello tensó más la relación entre José Murat y Ulises Ruiz. El PRI se fracturó y no ha remontado esa división. Pero en el “breviario de los vencidos” –como reza la obra de Emile Cioran- está la mesa puesta para la recuperación de la gubernatura. Y ahí va URO, de nuevo con el mismo. Con una salvedad: ahora también promueve a Benjamín Robles Montoya, por el Movimiento Ciudadano (MC), aliado con uno de los personajes más oscuros del marketing publicitario de gobiernos priistas y perredistas: Hugo Pablo Scherer Castillo. ¿No es el mismo que trajo a Oaxaca las pistas de hielo y las cocinas comunitarias y se chutó cientos de millones? Pero ahora trabaja para demeritar presuntamente al gobierno de Gabino Cué con Reformazos. Cosas de la política de cañería y podredumbre.

3).- El tiburón y los delfines

Robles Montoya baila en varias pistas. Ingenuamente el PRD aún lo mantiene entre sus prospectos. MORENA casi lo bateó. Y ahora se sabe: también lo apoya Ulises. Si como dijo don Jesús Reyes Heroles, en política la forma es fondo, sería pecar de ingenuidad asumir como evidencia las imágenes de Alejandro Murat y Héctor Pablo Ramírez Leyva, caminando juntos, como un posible decline de éste en favor del otro o unidad. El golpeteo subterráneo sigue. No es la primera vez que aparecen así públicamente. Al menos tres veces han salido a la luz en los últimos meses. Lo que sí es una realidad es que HP parece no figurar en la paranoia sucesoria de URO. Ni siquiera en su plan “B”. Por tanto, si hubiera acuerdos, convenios o pacto de caballeros entre ambos prospectos sería una opción razonable y ejemplo de madurez. La misma que debe prevalecer en la cúpula priista, para que Manlio “baje a unos o suba a otros”. En este pandemónium, los astros parecen estar alineados a favor de Murat Hinojosa, superados los supuestos jurídicos que lo inhabilitaban. Pero hay aún sombras que opacan lo que se augura inminente. Y el tiempo apremia. En este teatro sucesorio no han faltado los trapecistas que se cuelgan del que se presume es el bueno.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

 — Ha trascendido que uno de los proveedores consentidos del actual régimen, Juan José Álvarez Candiani, estaría metido a fondo en la campaña de financiamiento de Robles Montoya. Como dijimos pues: éste lo mismo le prende velas a Dios que al Diablo. Las traiciones y deslealtades permean en al gobierno de la alternancia.

— No hay que echar las campas al vuelo con los cuatro locos de la Sección 22 detenidos. Los otros ya están amparados. Más que romper la cúpula, hay que ir sobre la estructura de jefes de sector, supervisores, delegados y otros. Ahí de despliega el clima de la terror y amenaza en contra de los más de 81 mil mentores.