De paradojas y utopías 

Gobernar: ¿Obsesión o convicción?

1).- ¿O pragmatismo ramplón?

Perdón por iniciar en primera persona. Siempre me he preguntado: ¿Qué es lo que mueve a quienes se obsesionan en gobernar Oaxaca, que no sea el ego o la supremacía; el anhelo de perpetuidad o el crecimiento pecuniario? ¿En administrar nuestras miserias en esta eterna comisaria de protesta social, ominosa voracidad y mendicidad? Lo visto en al menos cinco sexenios, revela que ello no nace de una perspectiva política sino de una ceguera pasional. En efecto, las pasiones se acumulan como material explosivo: sólo falta la mecha para encenderlas. Para lograrlo se recurre a los artificios más comunes: los pobres, los indígenas, los condenados de la tierra –como en la obra de Franz Fanon-. Promesas fallidas, demagogia, peroratas.

Al final, como dijera Thomas de Quincey: “al reclamar pan, es posible que las multitudes reciban sólo piedras de sus gobernantes”. (Seres imaginarios y reales, Losada/Océano, México, 1999, p. 42). Escritor atípico, opiómano y genial, nacido en el Siglo XVIII, escribió obras excepcionales que tengo en mi acervo, como: “Historias de un inglés comedor de opio”, “Suspiria de profundis” o “Del asesinato considerado como una de las bellas artes”. Obras maestras de la sorna y la ironía, volcadas hacia la política y la debilidad humana.

2).- Sólo ser y sentirse

Sorprende que algunos (as) que fueron ajenos a la política, hoy se hacen el seppuku por gobernar Oaxaca. En lo que parece un juego de palabras, don Miguel de Unamuno expone la visión de eternidad que embarga al ser humano, rehén de sus pasiones. “De no serlo todo y por siempre, es como si no fuera, y por lo menos ser todo yo, y serlo para siempre jamás”. (Del sentimiento trágico de la vida, Losada, Buenos Aires, 1998, p. 40). ¿Quién no quiere perpetuarse en el cargo y que lo saquen de ahí con los pies por delante? ¿O tomar la tarea de gobernar, como si se tratara de una gran broma, tal cual Auberon Quin de “El Napoleón de Notting Hill” de G. K. Chesterton?

El espejo del gobierno de la 4T debe servirles a aquellos que, obnubilados por la inercia triunfalista, hacen votos de sumisión y no de compromiso con nuestro pueblo, con nuestras raíces. Y convierten su obsesión en fundamentalismo; en sinónimo de simulación, demagogia y conveniencia. Fanáticos y sacerdotes delirantes. La narco-política ya no es una ficción en México. Es una realidad. Y los arquetipos de la transformación no son ajenos. “Los ídolos de las muchedumbres son pronto derribadas por ellas mismas y su estatua se deshace al pie del pedestal sin que nadie la mire…” (Ibídem, p. 54).

3).- Clases medias, el fiel de la balanza

A lo largo de la historia inmediata –digamos los últimos 30 años- hay grupos definidos que han orientado el perfil de los gobiernos estatales. Heladio Ramírez trajo consigo a “Los Extraditables”; Diódoro Carrasco llegó con sus ITAMitas y toficos -¡Humm, qué ricos!-. José Murat con sus ex aduaneros. Ulises Ruiz, con la FBI: la Fuerza Bruta Istmeña –de Juchitán, Cheguigo y anexas-; Gabino Cué con su operador estrella Coco Castillo y demás banda, mientras que Alejandro Murat, con los yupies y yopes. La mayoría clase media. Aspiracionista. Denostada por el tlatoani del Palacio Nacional. ¿O acaso algún ingenuo cree que campesinos, obreros y lumpen proletariat han inclinado o inclinarán la balanza electoral en junio de 2022?

“Las clases medias tienden a sufrir de manera más pronunciada las consecuencias de las revoluciones o la inestabilidad de cualquier tipo y, por consecuencia, constituyen un pilar fundamental de la democracia y los cambios graduales”. (Luis de la Calle/Luis Rubio, Clasemediero, CIDAC, México, 2010, p. 22). De ahí emergen los “operadores”, futuristas y pitonisos, aquellos que –parafraseando al insustituible Michel de Montaigne- “predican a quienes buscan gobernar la desconfianza que, so pretexto de predicarles su propia seguridad, predícanles la ruina y la vergüenza”. (Ensayos I, Cátedra, Madrid, 2019, p. 181). Y ya tenemos ejemplos: quienes se han inconformado por la decisión de su partido. Ergo: Susana Harp y su operador estrella, Flavio Sosa.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— No nos faltó razón al insistir que, difícilmente, la dirigencia de Morena iba a dar marcha atrás en la designación de Salomón Jara como precandidato a la gubernatura. Sería negar sus principios, pero, sobre todo, el reconocimiento a un miembro de la izquierda con más de 20 años de trabajo. Las impugnaciones de la senadora Susana Harp no tuvieron éxito. Tampoco en los órganos jurisdiccionales. El TEEO desechó de plano su inconformidad. Jara podrá salir y hacer campaña. El affaire de la detención del hermano de Nino Morales, dirigente de FUCO y ex presidente de San Blas Atempa, operador de Jara, parece haber sido sólo un distractor.

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