Centro de Convenciones: Sí, pero no
En sus “Memorias”, Luis XIV dejó para la posteridad una sentencia lapidaria: “La decisión necesita espíritu de señor”. Sea sabia o errática; aceptable o rechazada, el hombre de Estado no debe dar lugar a dudas, sospecha o vacilación. Al menos es lo que nos legó Maquiavelo. Nada fácil debe haber sido para el gobernador GABINO CUÉ dar marcha atrás en torno a la construcción del Centro de Convenciones en el cerro de “El Fortín”.
Privilegió su visión de Estado no los afectos personales. El proyecto del Centro de Convenciones nació torcido; plagado de irregularidades. El tufo pestilente del conflicto de intereses lo contaminó desde su génesis.
Un golpe severo, sin duda alguna, para el titular de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico (STyDE), JOSÉ ZORRILLA, que en su afán de añadirle un plus al hotel del que es socio minoritario, llevó a su amigo GABINO a ponerse de pechito para el escándalo mediático y el escarnio público. Pero además, a confrontarse innecesariamente con grupos y personajes, como FRANCISCO TOLEDO y SERGIO HERNÁNDEZ, que si bien tienen fama de oponerse a todo, tuvieron un gran respaldo ciudadano y de los grupos llamados intelectuales.
De poco sirvió la famosa consulta ciudadana realizada el pasado 4 de octubre, organizada por el IEEPCO, en la que si bien triunfó el “sí”, quedó la sospecha de que el autoritarismo y el conflicto de intereses seguía permeando en la obra citada. Los ribetes de la imposición a fortiori, que muchos pensaban se habían ido con el antiguo régimen, aparecieron de nuevo con singular enjundia. No pocos consideraron la referida consulta como un fraude, habida cuenta de la movilización y participación de empleados de gobierno en la votación a favor.
Tampoco fue bien vista la sumisión de cámaras y organizaciones de prestadores de servicios turísticos, particularmente la Asociación de Hoteles y Moteles (AHyMO), que preside JUAN CARLOS RIVERA y de la CANIRAC, que encabeza ONÉSIMO BRAVO, quienes hace tiempo se quejaban de presiones de ZORILLA DE SAN MARTÍN, para apoyar el proyecto del Centro de Convenciones.
Sin duda, diversos factores deben haber influido en el gobernador GABINO CUÉ, para tomar una decisión histórica: cambiar de sede para la construcción de la citada obra. Un duro revés a los amigos, al conflicto de intereses, a la opacidad. ¿Caerán cabezas en cascada después de este cambio de rumbo? Es posible. Pero al menos el ejecutivo estatal se quita de encima un pesado lastre, en el que se superponía el interés personal sobre el bienestar colectivo. (JPA)