¿Casas blancas o soberbia “intelectual”?
1).- Luego de comer en el mismo plato
El pintor Sergio Hernández fue el favorito en el régimen de Diódoro Carrasco. También lo fue en los inicios del gobierno de Gabino Cué. Comían en el mismo plato. Antes, salvo los “expertos” y corredores de arte nadie lo pelaba. Era, en su faceta de mercader del arte, junto con otros pseudo intelectuales, corifeo, comparsa y hasta beneficiario del poder. Empero, por su oposición al controvertido Centro de Convenciones –y otros factores que desconocemos- lo balconearon con una obra que lleva a cabo en Zipolite o Zicatela, quién sabe. Y reviró contra Cué. Pleito de comadres; un escándalo innecesario, burdo y torpe. En el caso del CCCO deploramos del método, pero a Hernández y su maestro, F. Toledo, no les falta razón. No es ni capricho personal ni producto de “soberbias intelectuales”, menos protagonismo.
Se trata no sólo de cuestionar un proyecto que nació en medio de la opacidad y la discrecionalidad, sino de poner en tela de juicio esa “política de prótesis” –como le llama Hans Magnus Ensenzberger- que consiste en abrirse paso a como dé lugar, atropellando derechos y vulnerando el sobado consenso. La política de remiendos e improvisación, cuya ambición mayor es la de sobrevivir. (Migajas políticas, Anagrama, Barcelona, 2002, p. 19). A tono la tesis del filósofo alemán, autor de “Tumulto”, su reciente novela autobiográfica, considerado junto con JürgenHabermas, el intelectual más sólido de Alemania. (El País, cultura, 5 de octubre, 2015). Tampoco es fortuita la comparación que hemos hecho con el ancienrégime autoritario oaxaqueño, que muchos creímos extinto con el arribo de la democracia y la alternancia. En efecto, la tentación autoritaria es avasalladora. Las formas no convencionales de la política: la coerción y la intimidación; la amenaza velada y hasta el balconeo.
2).- Ciudadanía vs fuerza del Estado
Hablar del CCCO ya resulta ocioso. Un tema trillado y manoseado del que se ha dicho mucho y escrito todo. Sin embargo, la consulta del domingo pasado fue el peor intento de legitimización de un proyecto oficial cuestionado y descalificado desde el inicio. Se advertía la derrota opositora. La imposición avasalladora del poder del Estado. Una lucha desigual de principio a fin. El triunfo del “sí” y la derrota del “no”. Y, obvio, una apatía ciudadana brutal. Se ha dicho hasta el hastío: nadie está en contra de la construcción del Centro de Convenciones. Pero no ahí, en el Cerro de “El Fortín”, porque ello huele a tráfico de influencias; a conflicto de intereses; a un oportunismo sexenal.
Ergo: Es la victoria pírrica de la visión empresarial; de plusvalía; del capital privado. No como un instrumento que conlleve a mejorar afluencia turística, la estancia promedio o la derrama económica. Esto pasa a segundo término. Desde el ciudadano de a pie hasta los barones del dinero –aunque éste provenga de las arcas estatales- saben que la capital urge de un Centro de esa naturaleza que, obvio, no será la panacea para siglos de atraso en materia turística. Con una salvedad: que no se construya ahí, en donde se percibe también el tufo del autoritarismo, la soberbia y la opacidad.
3).- Sociedad fracturada
Gabino Cué concluirá su quinto año de gestión con un pueblo oaxaqueño más fracturado y enconado. Una sociedad sin esperanza; un bono democrático pulverizado. No por nuestra tendencia habitual de estar en contra de todo, sino porque se deja lugar a la sospecha. ¿Ganó el pueblo oaxaqueño con el “sí” al CCCO? No. Triunfaron las viejas fórmulas; los mismos vicios. La recreación perpetua de los patrones. Más de lo mismo, sólo que con otra cara: la democrática.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— El revés de la SCJN -sin dedicatoria para nadie- sólo invalidó lo que en el Congreso local se hizo con las patas –el desaseo legislativo- no con la cabeza. Los diputados tienen un nuevo reto en puerta: ponerse a legislar. Cero y van dos golpes del máximo tribunal de justicia del país. Uno, la Ley de Educación; otro, la Reforma Electoral. Hay un cambio de señales; un viraje en el rumbo seguido hasta hoy. Lo hecho está mal. Les enmendaron la plana. Urge algo que los saque de la modorra y el oportunismo; del futurismo y de la comparsa. Si bien el máximo tribunal le dio palo a la Reforma, el iussanguinis –derecho de sangre-, que implica que hijo de padre oaxaqueño es también oaxaqueño, deja en entredicho la discusión del tema de la residencia. Algunos juristas afirman que los derechos políticos de Alejandro Murat están a salvo, como están sus aspiraciones a la gubernatura. En el mismo nivel de sus correligionarios, que tienen aspiraciones legítimas.
Lo que se puso en tela de juicio es el juego burdo y torpe del Congreso local, hoy sumergido en disputas y demandas para aclarar corruptelas y el destino de cerca de 600 millones. Por lo pronto, el proceso electoral 2016 ya inició… pero con la ley de 2014. Y ahí vamos arrastrando vicios e inercias; ignorancia y torpeza.