De paradojas y utopías 

Una izquierda delirante

No obres como quien ha de vivir diez mil años.

Marco Aurelio, Meditaciones, IV-17, p. 40

1).- Intolerancia supina

Lo acontecimientos que ocurren hoy en el país: el Plan B para demoler al INE –al que, por cierto, ya le dieron palo-; los ataques sistemáticos en contra del Poder Judicial, los adversarios políticos, medios y periodistas; el derroche de supuesto apoyo popular, frente a una caterva cada vez más disminuida de matraqueros y aplaudidores; lacayos y palafreneros, hace pensar que el gobierno de un solo hombre ha hecho despertar de su letargo a esa izquierda delirante, sin ideas ni principios, que creímos estar en actus mortis hace mucho. Me eché un brinco en mis archivos para ir encontrando hebras. En 1990, cuando Octavio Paz recibió el Premio Nobel de Literatura, los demonios de la izquierda enferma se soltaron. Le llegó casi a los 60 años de actividad poética. Según José Emilio Pacheco, sus versos iniciales se publicaron en la revista Barandal en 1931. En 1933 el critico argentino Julio Calliet-Bois, lo incluyó en la Antología de la poesía hispanoamericana. (“Inventario”, en Proceso No. 728, 15 de octubre de 1990).

La crítica contra el hombre de Mixcoac en los 70-90 del XX era, justamente, por su desapego a la dictadura lineal de la izquierda, moldeada al mundo bipolar de esos tiempos, incapaz de generar ideas y de la autocrítica. En el discurso de Estocolmo, el 8 de noviembre de 1990 vaticina para el futuro: “Los hombres podrían ser poseídos nuevamente por las antiguas furias religiosas y por los fanatismos nacionalistas. Sería absurdo que la caída del ídolo abstracto de la ideología anunciara la resurreccción de las pasiones enterradas de las tribus, las sectas y las iglesias. Por desgracia, los signos son inquietantes”. (Vuelta, Año XV, enero de 1991, Núm. 170). Advertía el arribo al poder de esa izquierda fanática, anclada en la necesidad y el oportunismo; la mediocridad y el autoengaño.

2).- Libertad acotada

Con todas sus contradicciones, censurado y segregado, nunca se le perdonaron sus críticas a las dictaduras y fanatismo socialistas. En sus escritos prevaleció el término “libertad”. En el prólogo de “Pequeña Crónica de grandes días” (FCE, México, 2018), deplora de quienes le llamaron “vocero del imperialismo” o “ideólogo de la reacción”. Ante todo reconoce que “la libertad es un duro aprendizaje pero únicamente ella puede cerrar el paso a una intentona de la burocracia conservadora o de un demagogo nacionalista” (pp. 22-23).

Desde 1969, cuando publicó Posdata (FCE, México, 2012), perfilaba barruntos de la necesaria reflexión interna y de acabar con el fanatismo. “Nosotros –afirmó- todavía no aprendemos a pensar con verdadera libertad. No es una falla intelectual sino moral: el valor del espíritu decía Nietzsche, se mide por la capacidad para soportar la verdad” (p. 239). Aunque en la izquierda se haya olvidado, Paz propuso, primero desde Posdata y luego desde Vuelta, la urgencia de una reforma política, que se concretaría en 1978 con la que ideó e instrumentó don Jesús Reyes Heroles.

Los delirantes de entonces, como hoy, practicaban una doble moral. “Indignados y entristecidos por los crímenes de las dictaduras de Brasil, Chile y Argentina… pero callaban con los que Cuba o Checoslovaquia”. Como hoy, un ominoso mutis ante lo que ocurre en Venezuela o Nicaragua. La ortodoxia intocada. “El silencio y la docilidad de escritores facciosos –sentenció- es una de las causas del anquilosamiento intelectual y de la insensibilidad moral de la izquierda latinoamericana”. (Enrique Krauze, “La herejía de Octavio Paz”, en Letras Libres, Núm. 154, octubre 2011, Año XIII, p. 23). Si viviera Paz, tal vez hubiera retornado a la tumba al ver la tragedia de este país, convertido en coto de un solo hombre, cuyo concepto de democracia ad hoc, resguardada por la complicidad castrense en el triste papel de partners, va dando tumbos.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— El bloqueo a la vía férrea en Mogoñé Viejo, que cumple ya un mes y las demandas descabelladas de los presuntos afectados que militan en UCIZONI, traen al gobierno de Salomón Jara en serio predicamento. Es la expresión más burda de la industria del chantaje para obstaculizar las obras del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). O aplica la ley y la fuerza, o éstos ya se le montaron hasta llenarle las alforjas al dirigente Carlos Beas Torres. 

— ¿Y no hay quien les pare los tacos a los ineptos come-cuando-hay, que laboran como diputados federales, Irán Santiago Manuel y Daniel Gutiérrez, por andar prendiendo infiernitos en Oaxaca? Consulte nuestra página: www.oaxpress.info y www.facebook.com/oaxpress.oficial Twitter: @nathanoax 

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