Turismo: ¿Otro tache como en el 2006?
En el 2006, cuando la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) –así era su denominación original- que entonces dirigía FLAVIO SOSA VILLAVICENCIO, mejor conocido como “El Demonio de Tasmania”, o el eufemísticamente llamado “Don Flavio”, por el extinto Secretario de Gobernación, CARLOS ABASCAL, decretó un virtual estado de sitio, el gobierno de los Estados Unidos recomendó a sus connacionales no venir a Oaxaca. Las barricadas, los bloqueos, la violencia perpetrada por grupos radicales y guerrilleros encubiertos, representaron un golpe demoledor a la industria turística. Por tanto, no era territorio seguro para los gringos.
Visitantes del país o el extranjero eran bajados de los autobuses o, en el peor de los casos, se quedaban varados a las afueras de la ciudad, como aquellos que no podían ni entrar ni salir del aeropuerto. El Centro Histórico era una zahúrda y la ciudad un espacio deprimente, por la pestilencia que desprendía. El turismo simplemente pasaba de largo. Algunos hoteles y restaurantes eran “the war room” de radicales atolondrados, como SOSA VILLAVICENCIO, ENRIQUE RUEDA PACHECO, dirigente de la Sección 22 y secuaces, que asumían el conflicto como un movimiento armado. Lejos de ayudar a paliar la situación económica, algunos de nuestros legisladores federales le echaban más leña al fogón.
Lo preocupante es que de nueva cuenta nos ponen la tarjeta roja. El gobierno de BARACK OBAMA ubica varias entidades del país en un papel parecido al “non grato”, para sus connacionales. Oaxaca es una. Aunque no estamos en las mismas condiciones que hace diez años, hay otros factores que permean en los organismos de inteligencia norteamericanos. La inseguridad para las inversiones en el Istmo de Tehuantepec; los hechos criminales de los últimos tiempos en el Istmo, la Cuenca y los Valles Centrales; las ejecuciones en plena capital y, básicamente, la permanente agitación social que hace presumir que Oaxaca es, en efecto, “un estado enfermo”.
Sería interesante saber, adicionalmente de la posición de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la canciller, CLAUDIA RUIZ-MASSIEU, ¿qué postura asumirá el gobierno de GABINO CUÉ al respecto y la del titular de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico (STyDE), JOSÉ ZORRILLA DE SAN MARTÍN, pues a la pobreza lacerante que se percibe en la entidad, ahora hay que capotear esta crisis más en el turismo? ¿O acaso habrá que callar y otorgar? (JPA)