Trump y el fatalismo mexicano
En “Las ilusiones perdidas”, H. Balzac decía que existe cierta tendencia en el hombre y la sociedad en su conjunto: “somos fatalistas; adoramos el acontecimiento”. La derrota de la candidata demócrata, HILLARY RODHAM CLINTON, por DONALD TRUMP, en la presidencia de los Estados Unidos de América, nuestro vecino mayor, nuestro principal socio comercial y con quien compartimos una frontera porosa, por donde cruzan las oleadas migratorias de México, Centro y Sudamérica tiene, en efecto, efectos demoledores para la relación bilateral. Siempre hemos sido –ya lo dijo hace dos décadas ALAN RIDING, vecinos distantes-, y lo seremos tal vez más.
Sin embargo, el triunfo de TRUMP tiene que verse desde otras perspectivas.
1).- La construcción del muro fronterizo, sus arrebatos misóginos y de acendrada xenofobia, tienen que verse desde la visión de un candidato que pretendió conquistar la confianza de los racistas norteamericanos, de las mayorías blancas, de los seguidores del WASP (White, Anglo, Saxon, Protestant), del “Destino Manifiesto”: “América para los americanos” y de los fanáticos de “In God we trust”. Como presidente de un país cosmopolita no le será fácil llamar a la unidad, como lo hizo al conocerse su triunfo, discriminando a las minorías latinas y a los afroamericanos.
2).- La derrota de CLINTON, rompió el paradigma de que las encuestas –como en México- siempre tienen la última palabra. Incluso los pronósticos de The New York Times y otros, que le daban de facto el triunfo a la demócrata, fallaron. ¿Qué ocurrió? El voto sigue siendo un acertijo, así sea en una democracia sólida como la norteamericana o en pañales, como la nuestra. Son los indecisos los que a veces inclinan la balanza. Inclusive los estados con una cantidad considerable de población hispana, le dieron el voto a TRUMP.
3).- Lo único que ha despertado en México el triunfo del racista, misógino y empresario de personalidad difusa, es el gran ingenio que nos caracteriza. Los memes que se empezaron a construir a partir del conteo final, no tienen desperdicio. La mayoría geniales. Es parte de carácter del mexicano: hacer a veces escarnio con la tragedia; el despertar de su humor negro.
Porque en el fondo, con TRUMP o con HILLARY la suerte de nuestro país respecto al vecino del norte, habría sido un albur. La grandeza de México le hará sobrevivir y salir avante ante cualquier adversidad. No es el temor lo que nos debe apabullar, menos crear en nosotros un síndrome de terror y minusvalía. Quien fuera, lo dijo BARACK OBAMA: la luz del sol habrá de salir mañana. (JPA)