De paradojas y utopías 

Triquis: Un reto para Jara

1).- Desplazados y cautelados

Desde 2010, un grupo de triquis encabezados por Lorena Merino, Reyna y Jesús Martínez, entre otros, se asumieron desplazados de la zona de Copala. ¿Quién los asesoró, manejó o manipuló para obtener medidas cautelares? Lo desconozco. No es difícil saberlo. Pero de los 60 o poco más que las obtuvieron de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y de la CNDH, no hay ni 10. Como si tales medidas fueran una patente de corso, se “dejaron caer” en los pasillos del Palacio de Gobierno. Y ahí han pervivido, pernoctado, cohabitado y sub-arrendado. Es mercado artesanal, cocina, comedor, hotel de paso, etc. Dos sexenios han pasado y ni Gabino Cué ni Alejandro Murat movieron o han movido un solo dedo para recuperar dicho espacio del Centro Histórico.

2).- Las víctimas eternas

Con profundo respeto a nuestros pueblos originarios, los triquis parecen ser “una realidad aparte”, como la obra de Carlos Castaneda. Trashumantes, violentos, susceptibles a la manipulación y proclives a la victimización. Tienen un plus: al tenor de sus manejadores perviven con la mano extendida. En sus pueblos la paz es una utopía. Hoy mismo el retorno de supuestos desplazados a “Tierra Blanca”, es una falacia. Quienes regentean el MULT y su escisión, el MULTI, se acusan entre sí de la violencia. Piden mesas de diálogo y acuerdos de paz hoy, para romperlos mañana. El exterminio inter-étnico, las emboscadas, el secuestro y la trata parecen ser su sino. Administrarlos es su meta. De lograrse la pacificación se acabó el negocio.

3).- Salomón Jara: Las interrogantes

Sin duda, el gobernador electo Salomón Jara conoce el tema. ¿Cuál será su postura cuando quiera despachar en la “casa del pueblo”, cuya entrada principal está bloqueada por los aludidos? ¿Permitirá que ese espacio público siga otros seis años secuestrado por supuestos desplazados? ¿Seguirá esta política de excepción, para un grupo minoritario que, sin sustento legal lucra con un espacio público, blandiendo medidas cautelares, sabido de que hay que acudir a las instancias internacionales para echarlas abajo? En general, ¿su raíz zapoteca y hablante, le permitirán al gobernador electo abrir espacios de entendimiento con dirigentes de una etnia que han soslayado la misma intervención del presidente López Obrador, para cuajar la paz?

4).- Centro Histórico: una zahúrda

Restituirle la dignidad al corazón de la capital pasa necesariamente por el desalojo de los triquis. Éstos asumen como suyo el espacio citadino. Les vale que haya sido clave en el reconocimiento de la UNESCO como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” en 1987. Que estén como pegoste en una capital reconocida como sitio de monumentos históricos por el INAH. Su bandera ya no es el sufrimiento o “nosotros los pobres indígenas”. No. Quieren ser tutelados por el gobierno ad perpetuam. Que los mantenga, les construya casas y les deje pervivir del usufructo de un espacio público.

Por ello, cuando los trashumantes de La Ciudadela o Baja California, supieron que en 2010 habría recursos –se dice que 10 millones de pesos- para que retornaran a Copala, llegaron a alargar la mano. Un fiasco. Amagaron con regresar pero nunca se fueron. Su supuesta lucha es el gran negocio de sus dirigentes. La nómina de apoyos económicos que reciben los que se apropiaron de los pasillos del Palacio de Gobierno, da cuenta de su mendacidad y doble discurso.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Hemos sido críticos constantes del mito de que Oaxaca es unas de las entidades más seguras del país. Los hechos demuestran lo contrario. Sólo en los primeros seis meses de 2022, hubo en la entidad 310 homicidios dolosos con arma de fuego, además de otros delitos graves: extorsión y secuestro. Por ello, deploramos la muerte de Adalberto Castillo, un empresario de gran trayectoria. Hombre tranquilo, trabajador y buen amigo. Nuestras condolencias a sus hijos y hermanos.

— Parafraseando a W. Shakespeare: pero no “todo está podrido en Dinamarca”. Oaxaca es más que Guelaguetza, calendas, convites, desfiles y folklore. No sólo la llamada, aunque no reconocida escuela oaxaqueña de pintura, la gastronomía o el mezcal. También hay creatividad y talento. Por ejemplo, la diseñadora de modas, Fabiola Calvo, fue invitada por segunda vez al “Fashion Week”, a Sicilia y otras ciudades italianas. Después a Orlando, Florida. Se trata de un merecido reconocimiento, ganado a pulso y con trabajo.

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