De paradojas y utopías Portada 

Revocación: ¿Democracia directa o simulación?

“Cierta estimo la máxima de que, el engaño excesivo,
muchas veces ronda en insensatez y vaciedad”
Polibio, Historia de Roma, IV, 34, p. 417

Raúl NATHÁN PÉREZ

1).- Ejercicio de auto legitimación

El tema de la revocación de mandato es viejo. Desde la década de los 80 varios países latinoamericanos ejecutaron reformas a sus constituciones nacionales. México llegó tarde. Lo hizo hasta 2021. Hoy figura en la Fracción IX, del Artículo 35 de nuestra Carta Magna. La ley federal requiere que sea la ciudadanía la que exija la citada revocación, con firmas del 3% del padrón electoral del INE y validado por 17 entidades. Pero en México fue un partido y el mismo ex presidente AMLO, que impulsó una consulta sobre su propia permanencia en el cargo. La idea fue ratificarse a sí mismo. La Ley respectiva se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de septiembre de 2021.

La elección se llevó a cabo el 10 de abril de 2022, en medio de críticas y claroscuros. Apenas participó el 17.5% del padrón, unos 17 millones de mexicanos. El 91.1%, votó a favor de la permanencia y 7.5% en contra. (El País, 11 de abril, 2022). La convocatoria fue organizada por servidores públicos y asociados a Morena, no por la sociedad civil. “Esto no sólo constituye una violación constitucional, sino que confirma que el novedoso ejercicio se estableció por motivos políticos”. Y tendenciosos. Además de recortes al financiamiento oficial de la elección, reconoció Samantha Kane, del Wilson Center (Transforming Mexican Democracy, abril de 2022).

Paradójicamente, se trató de un evento que no logró despertar interés entre la ciudadanía. Quienes participaron fueron en su gran mayoría seguidores del presidente y fanáticos de su movimiento. Fue, pues, un ejercicio de simulación. Además, la revocación se inscribe en el marco de la democracia directa, que se contrapone a la democracia representativa.

2).- Oaxaca, una ley ad hoc

Desde su campaña política, el gobernador Salomón Jara traía atravesado el tema. Ya estaba palomeado por Morena cuando se dio aquella criticada elección. ¿Idea genuina o seguirle la pista a la pantomima obradorista? Desde diciembre de 2022 a la fecha, la revocación de mandato se calienta en redes sociales y plataformas digitales cada que algún rubro de controversia sale a la luz, como el despido de trabajadores de base en diciembre de 2024. Además, de asuntos en los que el ejecutivo ha sido cuestionado: nepotismo, falta de medicinas, inseguridad, dispendio o corrupción en el equipo de la Primavera Oaxaqueña, entre otros.

Aunque grupos de la sociedad civil no han quitado el dedo del renglón, el oficialismo lo capitalizó y lo exhibe como una demanda del pueblo. Pero no. Se trata de auto-legitimar y blindar al ejecutivo, apuntalado por la estructura gubernamental y la maquinaria de Morena. Al juego le entró el diputado PRI/MOR, Javier Casique, con su “brillante propuesta” de adelantar los tiempos: en lugar de 3 años y 3 meses, reducirla 2 meses. ¡Vaya iniciativa! ¡Se devanó los sesos!

El 8 de septiembre pasado, la LX Legislatura local aprobó con 34 votos a favor y 3 en contra, la reforma a la Ley de Revocación de Mandato. Se acortan los plazos como propuso el “priísta” Casique. La elección sería el 18 de enero de 2026. La ciudadanía decidirá si Jara continúa en el cargo o deja la gubernatura. ¿Dejará el cargo? Por supuesto que no. La reforma reciente ya lo blindó. Por ejemplo, para activar el proceso se requieren al menos 300 mil firmas. ¿Alguien logrará tal hazaña, sin recursos y con la pura persuasión? Se pide el 10% del padrón electoral no el 3% como dice la Ley Federal.

La segunda artimaña: que las firmas provengan de 286 municipios, sean de partidos o sistemas normativos internos, además de un calendario de tiempos y verificación, por parte del IEEPCO. El costo de la elección: más de 180 millones de pesos. En mi opinión no se trata de un ejercicio genuino de democracia directa –o participativa, para seguir con el discurso oficial- sino de mera simulación. Salomón Jara no dejará el poder. Ya está amarrado. La elección será una faramalla, igual que la del capo del huachicol fiscal.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Para evitar el escarnio público y los memes, en Morena urgen de clases de historia. Querer cambiar el formato de la ceremonia de “El Grito de Independencia” y usarlo como evento de promoción política o feminismo trasnochado, sólo genera rechiflas y burlas.

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