Murat: Darle vuelta a la hoja
Sin ánimo de hacer panegíricos o apologías –que ni los requiere ni procura- hay que analizar y ubicar en su exacta dimensión los encuentros que la semana pasada sostuvo el gobernador electo, ALEJANDRO MURAT, con dos ex gobernadores: HELADIO RAMÍREZ LÓPEZ (1986-1992) y DIÓDORO CARRASCO (1992-1998). Se sabe que los encuentros fueron a invitación y llamada de quien en poco más de dos semanas se estrenará como gobernador de los oaxaqueños. La lectura de este hecho, inédito en la vida política de la entidad, tiene al menos cuatro vertientes:
1).- Muestra la sensibilidad de un joven gobernador electo de escuchar y abrevar de las experiencias de aquellos que tuvieron el privilegio –o tal vez la mala fortuna, según el cristal con que se mire- de gobernar la entidad. Es de sabios reconocer, que la formación y los méritos académicos o la experiencia en tareas de gobierno, no están reñidos con la humildad. Gobernar Oaxaca es otro boleto. Es, en pocas palabras, un serio desafío.
2).- Uno de los ejes de nuestra ancestral pobreza, rezago y tragedia oaxaqueña, hay que buscarlo en la confrontación política; los ajustes de cuentas; las venganzas. HELADIO y DIÓDORO tuvieron una transición tranquila. El primero jamás le impuso al otro, alfiles o enclaves, que taparan los hoyos del pasado. La ruptura se dio entre CARRASCO y su sucesor, JOSÉ MURAT. Eran otros tiempos, en efecto. Nada tiene ALEJANDRO que pagar agravios del pasado ni, mucho menos, resarcir heridas –si las hubo- de un tiempo político que no fue el suyo.
3).- Es un acto de madurez política sumar a todos a una causa común: Oaxaca. Con un gobierno que no tiene fobias, ni colores, ni etiquetas; que asume de principio que será para todos los oaxaqueños. Un régimen incluyente, que sumará a todos los oaxaqueños comprometidos; que buscará consensos y acuerdos. Superar viejas rencillas, que en poco han contribuido al desarrollo y mucho al encono social.
4).- Hay que ponderarle a MURAT HJINOJOSA, el sano propósito de extender la mano amiga y sacudirse gravitaciones. Dejar con un palmo de narices a los clásicos amarra-navajas; a los que intrigan; a los que le apuestan a una entidad polarizada por el faccionalismo, los grupos, las cofradías. Llegar sin enemigos -que a los adversarios ya los ha ido sumando a su causa- y con los más nobles principios de darle vuelta a la hoja y emprender una nueva etapa para este terruño, es ciertamente una muestra de humildad, pero también de sensibilidad y madurez política. (JPA)