De paradojas y utopías Portada 

México bajo amenaza

“Porque en las relaciones con los vecinos, la libertad
 va unida a la capacidad de poner a raya al agresor”
Tucídides, La Guerra del Peloponeso, Tomo II, Libro IV, 92.4, p. 185

1).- Realidad ineluctable

Si hay algo que caracteriza a la casta morenista en el poder, es su ignorancia. Es el lastre que les ha dejado el “líder oculto” –léase López Obrador-. Prevalece un pragmatismo ramplón. Con discursos y arengas frívolas buscan encubrir sus torpezas; su desconocimiento de la historia. Ante una multitud delirante, al referirse a las amenazas del ya casi presidente de EU, Donald Trump, su homóloga Claudia Sheinbaum, repitió el mismo acompasado sonsonete: “¡coor-di-na-ción, coo-pe-ra-ción, no su-bor-di-na-ción!” (sic). La diarrea verbal del norteamericano tiene sentido, ante un gobierno vecino que pide trato de pares, pero que, al parecer, jamás se echado un brinco en el historial de agravios que hemos padecido de los gobiernos gringos desde el Siglo XIX a la fecha.

La presidenta debe echar mano de la historia y desplegar un discurso más determinante y enérgico. Poner un dique a la burda visión que se ha tenido de México. De esa relación diplomática desigual de la que se han escrito centenas de libros, ensayos, artículos. Un aide memoire que nos lleve desde 1825, con los intentos de los presidentes John Quincy Adams, Andrew Jackson y John Tyler, de anexarse Texas. De la pírrica victoria de El Álamo y la debacle de Santa Anna en San Jacinto, que darían lugar a la independencia de Texas en 1836. Y –desde luego- la conspiración de James R. Polk-Robert Stockton, para desatar la Guerra con México, 1846-1848, “un pecado nacional, cuya expiación fue la guerra civil norteamericana”, como reconoció el soldado y después presidente de EU, Ulysses S. Grant. (Memorias de la Guerra del 47, UNAM, México, 2023, p. 17).

2).- Expansionismo, xenofobia y otros

Trump sigue a pie juntillas el viejo discurso expansionista, de la supremacía blanca y el poderío militar. En el Siglo XIX los Estados Unidos se apropiaron por compra, amenaza o fuerza de Luisiana, Florida, la mitad de México, Alaska, Puerto Rico, Filipinas, Hawai, el Canal de Panamá y las Islas Vírgenes. No es fortuita la mención de hacer de Canadá el estado 51. La anexión de Texas, Nuevo México y California, fue corolario de una guerra dispar e injusta. La reprobaron hasta los generales triunfadores: Zachary Taylor y Winfield Scott. Incrementar los aranceles es, asimismo, un viejo ardid. Polk exigió al Congreso la imposición de “derechos pesados y onerosos”. La carga financiera –dijo- “debería echarse sobre nuestros enemigos, el pueblo de México”. (Glenn Price, Los orígenes de la guerra con México, FCE, México, 1974, p. 27).

Para el reciclado presidente de EU, como el Don Polonsky de la novela de Carlos Fuentes: “Hay que salvar la frontera sur: por ahí entran nuestros enemigos” (La frontera de cristal, Alfaguara, México, 1995, p. 253). Todo ello se puede traducir en migración y fentanilo, porque el gran drama de México –pronosticó el mismo Fuentes- es que el crimen ha sustituido al Estado. “El país ha vivido siempre en la miseria. Desde siempre, una masa de chingados y encima de nosotros una minoría de chingones”. (La voluntad y la fortuna, Alfaguara, México, 2008, p. 238). Por ello, Trump y su “nueva oligarquía”, como dijo J. Biden, nos quieren ver más jodidos, pero sin esos chingones y sus cómplices en la política, que siguen salpicando de sangre al país y que, con el fentanilo, han matado a más gringos que las guerras de Corea, Vietnam e Irak, juntas.

Colofón:

La relación bilateral México-Estados Unidos, siempre ha sido una ficción. Nos necesitan, pero nos siguen viendo como pobres, corruptos, ingobernables y violentos. Somos la visión de Joel R. Poinsett y su obra, “Te odio, México” (1825); los “vecinos distantes” de Alan Riding y los trasnochados de la “Guerra secreta”, de Friedrich Katz, en la época revolucionaria. A don Porfirio se le acuña la frase: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, que alguien enmendaría después: “Entre los EU y México, el desierto”. Y una más: “¡Pobre México, pobre Estados Unidos! Tan lejos de Dios, tan cerca uno del otro”.

¿Qué hacer si hay deportaciones masivas? ¿Y qué para sustituir las remesas? ¿Qué con nuestra frontera sur, la migración masiva y el “Quédate en México”? Ni silbatos de pánico ni discursos fatuos. Urgen planes, acciones y recursos. CSP debe mostrar la cara dura e impasible de Juárez en la defensa de nuestra soberanía y la dignidad de Genaro Estrada con sus principios de la libre determinación de los pueblos y la no intervención. Pero, sobre todo, la diplomacia de Manuel Crescencio Rejón, Matías Romero, Ignacio Mariscal y otros que pusieron en el alto el nombre de México.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Entre loas, aplausos y legisladores (as) babeantes, han transcurrido las desabridas comparecencias en la Glosa del II Informe del gobernador Salomón Jara. El titular de la SEGO, Jesús Romero, no quería ruido. Por eso blindó el edificio del Congreso. Hasta banda de música llevó la insuflada titular de la Secretaria de Turismo, Saymi Pineda, que ya prepara maletas y su numerosa delegación para la FITUR de Madrid. Aunque México esté relegado este 2025, por la pésima relación diplomática con España.

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