El comentario de hoy, martes 8 de abril 2025
Hace un año, a pocos días de haberse inaugurado con bombo y platillo la llamada “súper” carretera a la Costa, comentamos del riesgo de convertirla en eje de la protesta social o rehén de comuneros. El tiempo nos ha concedido la razón. Primero fue la presión para evitar el tránsito de unidades de pasajeros, con el ardid de que los pobladores, manejados por dirigentes oportunistas y sin escrúpulos, tendrían su propia empresa.
Después vendrían en racimo las exigencias y peticiones, con sus consabidos bloqueos carreteros y, recientemente, la toma de casetas de cobro durante días. Ello, luego del enfrentamiento entre vecinos de la agencia de San Francisco Coatlán con San Sebastián Coatlán, cuyos responsable -instigadores y criminales- no han tenido una respuesta enérgica del gobierno de la Primavera Oaxaqueña.
El tramo Barranca Larga-Ventanilla que, en sus inicios representó un verdadero boom para turistas y paisanos, por la novedad de la cercanía de la capital con Puerto Escondido, se estrenó con decenas de accidentes mortales. Y, en menos de un año develó su verdadera naturaleza: una vía cara, peligrosa, con una veintena de tramos en reparación por deslaves y derrumbes y, por si fuera poco, un instrumento de presión y chantaje.
Hace unos días, quienes tomaron las casetas de cobro, obligaron a cerca de 200 pasajeros de cinco autobuses de conocida línea, con destino a Huatulco, a regresar a la capital. Esto luego de hacerlos descender, mantenerlos retenidos y vejarlos. Situación que se agrega a la difusión de notas y columnas en medios nacionales e internacionales, sobre la inseguridad en el triángulo Puerto Escondido-Zipolite-Huatulco, que en nada contribuyen a la imagen de nuestros destinos de playa.
Sin embargo, el gobierno estatal ha dejado hacer y dejado pasar. Y es que en el horizonte flota la promesa incumplida de que vehículos de habitantes de la zona, estarían exentos del pago de peaje en casetas. Una idea burda y descabellada tal vez, pero los discursos y notas al respecto ahí están. Por ello, los pobladores, materialmente, se han montado en su macho para hacer cumplir la misma, entre otras prebendas que exigen.
Estamos a sólo unos días de que inicie el período vacacional de Semana Santa. De nueva cuenta Oaxaca se convertirá, como ha sido desde hace mucho tiempo, en eje de la descalificación y crítica ciudadanas. No faltarán quienes aprovechen con probada perversidad la temporada. Una amenaza más a la gobernabilidad y la paz social. Pero, sobre todo, que se siga afectando a los visitantes del país y el extranjero que llegan atraídos por ese imán natural que tiene nuestro estado.
Y que, como ya es tradicional, servirán para las cuentas alegres, con las que ciertos funcionarios y funcionarias se levantarán el cuello, con el eslogan aquel de: “Oaxaca, orgullosa de sus raíces”. (JPA)