Opinión 

EL COMENTARIO DE HOY MARTES 5 DE ENERO DE 2016

En los días de gloria de la Sección 22, cuando se cerraban gasolineras, cruceros y carreteras a la menor provocación, a consigna de sus dirigentes, hubo un hecho que llamó la atención de todos: los prestadores de servicios turísticos de Santa María y las Bahías de Huatulco se organizaron para evitar más bloqueos al aeropuerto y otras acciones. Y había razón. Miles de familias viven del turismo. Permitir dichas acciones va en detrimento del sustento propio y de sus familias.

La acción de lancheros, restauranteros, taxistas y otros, formó un hito en la historia reciente. Los métodos absurdos del bloqueo no sólo han vulnerado el derecho a la libre circulación, sino que han impedido que el ciudadano común se gane la vida honradamente. El turismo es en ese destino de playa la única industria, por lo que hay que salvaguardar la afluencia de visitantes, la estancia promedio y por supuesto, la derrama económica que deja cada visitante, sea en temporada alta o baja.

Lo anterior viene a cuento por un hecho deleznable que se dio en días pasados. Los ocupantes de dos lanchas de turistas fueron asaltados por delincuentes comunes. Además, algunos fueron golpeados. Aunque ya fueron detenidos cuatro de los presuntos responsables, la pregunta es: ¿cuáles serán las acciones que tomarán esos prestadores de servicios turísticos que enfrentaron a un poder fáctico como es el magisterio, ante estos grupos delictivos que podrían matar materialmente a la gallina de los huevos de oro?

Hay que recordar que no basta con protestar; con quejarse de tal o cual acción o exigir al gobierno instrumentar medidas. El paternalismo estatal debe ser una especie en vías de extinción. Sólo la acción corresponsable de sociedad civil organizada, de los sectores productivos en coordinación con el Estado, puede terminar con todo aquello que afecta el sustento de la ciudadanía. Afectar al turismo y que éste nos ponga en evidencia en las redes sociales, puede incidir en una mala imagen; en que se nos ponga tache como ocurrió en la capital oaxaqueña en 2006.

Solicitar al gobierno estatal reforzar la vigilancia; pedirle al gobierno federal el apoyo de las fuerzas policiales, puedes ser ciertamente medidas eficaces. Más lo serán si esos mismos prestadores de servicios que enfrentaron la impunidad del magisterio se organizan no para tomar justicia por propia mano, una especie que va contra la ley, sino para prevenir actos ilícitos a través de la denuncia. Los delincuentes no operan solos, si no es con la complicidad de otros. Habrá que ir haciendo una purga de aquellos que con malos servicios, abusos y actos ilícitos, siguen lacerando a una industria limpia y rentable como es el turismo.

Huatulco

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