El comentario de hoy, martes 13 de agosto 2024
Desde hace al menos 15 años, la presencia en Oaxaca de poderes fácticos encubiertos en sindicatos obreros, ha sido un permanente dolor de cabeza para la sociedad más que para los gobiernos. Familias enteras se apropiaron de membretes y confederaciones y, en connivencia con operadores gubernamentales han dejado en sus disputas una estela de muerte e impunidad.
Ni Gabino Cué ni Alejandro Murat les pusieron un alto y, por lo visto, de no frenar la desmedida ambición de sus dirigentes estaremos en las mismas. El hecho de proteger a unos en detrimento de otros, no es la mejor estrategia política, habida cuenta de que, por lo que hemos observado, todos están cortados por la misma tijera.
Sea la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México -CATEM-, que irrumpió con violencia inusual en el gobierno muratista, ni su vertiente Joven, al igual que la llamada Confederación Internacional de Trabajadores -CIT- o lo que queda de la Confederación de Trabajadores de México -CTM-. La violencia y la violación a la ley, son su carta de presentación.
En plenas fiestas de julio se dio un enfrentamiento entre presuntos transportistas y policías municipales en jurisdicción de Pueblo Nuevo. La balacera generó terror entre la población. El martes 6 de agosto, vecinos de la comunidad de Llano Laguna, agencia de Santo Domingo Tepuxtepec, fueron objeto de una agresión armada de sicarios del transporte. Hombres, mujeres y niños vivieron momentos de zozobra, al defender sus tierras, presuntamente de la explotación de materiales pétreos.
¿La pregunta que se hace la sociedad es quién los protege y el porqué de tanta impunidad? En la pasada administración se detuvo a algunos y se les puso en prisión. Eso no es obstáculo para que desde ahí muevan los hilos a través de personeros o testaferros. Por ello, ante cualquier acción de gobierno para aplicar la ley, de inmediato se montan bloqueos y acciones de presión. Se asumen no sólo poderes fácticos, sino un poder que puede desafiar al mismo Estado.
Por fortuna, el tema de Tepuxtepec quedó en un impassee, pero llegó el miércoles 7 a la conferencia matutina del presidente López Obrador. Una mala señal, cuando se presume que la carretera al Istmo está programada para ser inaugurada antes de que termine este gobierno. Sin embargo, tampoco hay que ignorar que, el papel de nuestras comunidades en defensa de su tierra y territorio -y de quienes las mueven con aviesos propósitos económicos- ha sido un freno a nuestras obras carreteras.
Han sido la piedra en el zapato para los gobiernos y las empresas contratadas para la ejecución de dichas obras. Es una realidad. Pero eso no es motivo para atentar en contra de las mismas comunidades. Entonces, ¿dónde quedan las cacareadas reformas a la ley sobre la autonomía indígena, la consulta y tantas balandronadas al respecto? (JPA)