El comentario de hoy, martes 11 de marzo 2025
Sin duda alguna, México vive tiempos difíciles. El endurecimiento de la política de Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial, ha puesto al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, en un serio predicamento. No se trata sólo de apelar a la defensa de la soberanía ni de mítines de apoyo, asambleas informativas ni, mucho menos, de rasgarse las vestiduras, sino de atender con prontitud los temas de controversia y resolver.
La amenaza del incremento al 25% de los aranceles y el de ubicar a los cárteles criminales como organizaciones terroristas, no es nada nuevo. Se perfiló durante toda la campaña del presidente norteamericano. Pero nuestro gobierno y el partido en el poder la han minimizado. Igual que soslayaron las opiniones del ex embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar. Ha habido demasiada soberbia entre quienes se asumen hoy, los dueños de México.
Para el gobierno gringo los grupos criminales controlan el país, lo que los convierte en un serio riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y nada ha convencido a la oligarquía de millonarios que gobiernan a nuestros vecinos. La extradición de 29 capos criminales no fue suficiente. Tampoco los avances de esta administración en el combate a la delincuencia.
El fracaso de la política de “abrazos, no balazos” que le dejaron como herencia a la presidenta de México, ha hundido al país. La insistencia de un narco Estado permea en todo el mundo. Igual que las masacres, los hornos encontrados en Jalisco, en donde incineraron a cientos de personas; cadáveres desmembrados, las balaceras, el cobro de piso, la presunta colusión de la política con el narco, el miedo y la lejana posibilidad de que el ciudadano pueda algún día vivir en paz.
Hoy se llama a la unidad del pueblo de México, ese pueblo en abstracto a quien la mala política ha enconado, polarizado y dividido. Esos casi 100 millones que no votaron; a quienes poco interesa la política y sólo desean un trabajo digno y una vida decorosa. Ese pueblo a los que apela a diario una gavilla de rufianes con cargos de elección popular y que han hecho pedazos lo que con tanto sacrificio se logró, para hacer de México un país de instituciones, independiente y soberano.
La unidad no se logrará con posturas de soberbia ni de minimizar a los adversarios, sino de admitir que México es un país plural, en donde deben privilegiarse los disensos, las asimetrías y la diversidad. Quienes hoy están en el candelero político deben asumir, que hoy se cosecha lo que se ha sembrado. Con certeza, el pueblo mexicano estará unido para las adversidades del futuro, pero que el gobierno, senadores y diputados, asuman su función para lo que fueron electos y dejen de engañan y simular. (JPA)