Opinión 

El comentario de hoy, martes 10 de enero 2023

Si existe un sector que ha estado en completo olvido al menos durante la última década, es el de la salud. En diciembre de 2016, a escasos días de haber tomado posesión, el ex gobernador Alejandro Murat visitó el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”. Constató in situ, las condiciones lamentables en las que había operado. Un mal estado generalizado. Familiares de pacientes haciendo el aseo de los baños. Basura, fauna nociva y un pésimo estado en todo el nosocomio.

Hace unos días el gobernador Salomón Jara se refirió al mismo. Y sostuvo que era injustificable dicha situación. A los pocos días el diario EL IMPARCIAL, publicó fotos de la sala de espera, en donde pacientes y familiares aguardan turno entre bolsas de basura y mal olor. Se sabe que en dicho hospital no sólo hay muchas carencias, sino, desde hace años, malas prácticas. Se ha dado el robo de medicamentos y hace tiempo se hablaba de una red de corrupción. Hay también pobreza de equipo médico. Es decir, cada sexenio las promesas se repiten, pero se sigue en las mismas.

Sin embargo, el Hospital Civil es sólo un caso. Otro es el del Hospital de la Niñez Oaxaqueña que, ante la falta de medicamentos, equipo y médicos especialistas, tiene que solicitar apoyo constantemente al Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca. Además de ello, el costo de las medicinas va sobre el bolsillo de quienes acuden en busca de apoyo médico, pues tienen que conseguirlos en farmacias particulares con un elevado costo, dependiendo de la enfermedad.

Hace unos días se aprobó el presupuesto para 2023. Más de 92 mil millones de pesos. En el discurso oficial se dijo que dicha suma será destinada a mejorar las condiciones de vida de los oaxaqueños. Sobre todo, de los sectores más desprotegidos. Ya se sabe, el discurso de primero los pobres. Y se especifica una suma para la red hospitalaria. No obstante, si dicha suma va a estar sometida al vaivén de los tiempos políticos o al tortuguismo burocrático gubernamental, poco hay que esperar que las cosas mejoren.

Ya no se trata de decir que, si en regímenes pasados se construyeron hospitales a medias o de que hay muchos elefantes blancos y ese manido argumento de echar la cinta atrás, sino de darle solución a las carencias y mal estado del sector salud. Éste arrastra no sólo grandes deudas sino, además, un injustificado olvido institucional. El actual gobierno tiene la gran oportunidad de corregir errores, enmendar entuertos, pero, sobre todo, darle a los oaxaqueños una red hospitalaria digna, decorosa y acorde a las necesidades no sólo de los sectores más desprotegidos, sino de la sociedad en su conjunto. (JPA)

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