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El comentario de hoy, jueves 28 de marzo 2024

En 9 meses concluye la gestión del actual presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, al menos en este período de gobierno y el tema del comercio en la vía pública, sigue como uno de los problemas que más laceran a nuestro Centro Histórico. Lejos de dar alternativas de solución o, al menos, mecanismos de regulación, cada temporada vacacional, invadir espacios públicos, andadores peatonales, calles y sitios históricos, es ya una institución y el gran negocio de concejales y funcionarios municipales.

Pareciera una desafortunada contradicción, pero en tanto el gobierno estatal ha promovido la apertura de más calles del centro para darles el perfil peatonal, el ayuntamiento de la capital las atesta de comerciantes. La imagen de anarquía, suciedad e invasión de los espacios públicos, es evidente. No se trata de poner en tela de juicio el derecho al trabajo o que cada quien busque ganarse la vida con decoro. No.

Pero tampoco hay que darles crédito a los y las dirigentes que se han hinchado los bolsillos explotando y vendiendo dichos espacios, coludidos con funcionarios corruptos, que argumentan que las calles son de todos. Bajo esa premisa, cualquiera puede invadir una banqueta o poner su puesto en el Andador Macedonio Alcalá, sin recibir reprimenda o los abusos de parte de los inspectores municipales.

Lo cierto es que ahora, más que administraciones pasadas, el otorgamiento de permisos para dicho comercio, se ha visto por la ciudadanía como un vulgar negocio. Estoy seguro de que este espinoso tema no resistiría una investigación a fondo para hallar la hebra hacia dónde van las cuotas de los comerciantes en la vía pública. Existe la certeza de que el destino no es precisamente la Tesorería Municipal.

El tema del comercio en la vía pública se empalma con otros pendientes en la agenda municipal, como es el caso de escabroso asunto del encierro Primavera, de donde fueron puestas en remate más de 700 unidades de motor, con mecanismos fuera de la ley. Es impresionante nuestra capacidad de olvido. Ya poco se habla del tema o de la guerra legal que habrían emprendido los afectados. Pero el asunto sigue. Y ahí está.

Lo más lamentable de todo ello, es que en breve estaremos en campañas municipales, en donde abundan las promesas, muchas de ellas fallidas, como es el caso, justamente, del tema del comercio en la vía pública. Y el riesgo, siempre latente, de que los vicios arraigados en esta administración, lejos de sancionarse sigan viento en popa y se consoliden en el futuro inmediato, ante una ciudadanía cuya prudencia se ha revelado como insensatez y debilidad. (JPA)

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