El comentario de hoy, 1 de abril 2025
Podría parecer un disco rayado. No lo es. Una cosa es ganar cargos en los procesos electorales, otra, muy diferente, gobernar. La novatez cuesta mucho a la ciudadanía. Es cierto, nadie nace sabiendo, como dice la conseja popular. Tenemos legisladores y legisladoras federales y locales que no saben ni leer. Que se duermen en la curul. Que no tienen ni remota idea de dónde están parados.
Hay, asimismo, funcionarios y funcionarias que fueron sacados así, sin discriminación alguna, de la cocina, de la venta de tacos o de conducir moto-taxis, para ocupar cargos públicos, incluso, de relevancia. ¿Se les puede exigir resultados de áreas a las que llegaron ignorantes y ciegos? Eso sí, en poco tiempo ya superaron su estatus social. Tienen choferes, guaruras, dinero público a discreción. Obvio, ya perdieron el piso y el sentido de la realidad.
Por eso, es una fantasía hablar de austeridad. La presidenta Claudia Sheinbaum insistió en el tema el pasado 21 de marzo. En el caso de los municipios el fenómeno se reproduce. Ediles que llegaron a los cargos y carecen no sólo de sensibilidad sino de cordura. Hablar de experiencia es un despropósito. Pongamos al menos tres ejemplos. Juchitán de Zaragoza, es un caso. Un municipio violento donde la muerte tiene permiso. Pero el edil, Miguel Altamirano, llamado “Quetu”, ni sufre ni se acongoja.
La ciudad y puerto de Salina Cruz, no es el mejor ejemplo. El edil Daniel Méndez, emanado del Partido del Trabajo, está más empeñado en el carnaval y la milonga que en atender la inseguridad y la protesta social. Mala imagen para un sitio histórico y emblemático, a donde ya han arribado grandes embarcaciones, en el marco del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
En Oaxaca de Juárez, el desafortunado escándalo del cobro por la toma de fotografías, que luego se quiso desmentir, le ha hecho un boquete a la administración del edil Raymundo Chagoya. Se trata, obviamente, de minucias, cuando existe toda una agenda de temas que siguen generando protestas e inconformidad ciudadanas. Es decir, hay prioridades que requieren acciones inmediatas. Una de ellas, la inseguridad.
Se han cometido crímenes en pleno Centro Histórico. Hasta balaceras en edificios universitarios. Vecinos han difundido hasta videos de asaltos en el Centro y colonias. La inseguridad es en la capital, un Talón de Aquiles del gobierno citadino. Pero hay otros temas que urgen de atención. Hay aún motivos de inconformidad social, como el pago excesivo para la continuación de operaciones de pequeñas y medianas empresas.
Insistimos: una cosa es ganar el voto popular, otra, muy diferente, gobernar sin atavismos, fijaciones o inercias partidistas. (JPA)