CRÓNICA GEOPOLÍTICA (7) – Real Politik, no sueños güajiros
En este artículo intento dar algunos juicios sobre lo que nuestro país podría hacer, para enfrentar la crisis de la imposición de tarifas arancelarias por parte de EU en su guerra comercial e industrial. Lo que puede hacer México como es hoy, considerando sus distorsiones estructurales (ilegalidad, informalidad, violencia, desigualdad, bajo crecimiento) y coyunturales (como la cercanía electoral, el riesgo de radicalismos políticos, la polarización, la presión de EE.UU y otros problemas internos). Este es un ejercicio de escenarios, no es el mejor y no nos gusta, pero es el más probable y posible.
1. Aprovechar el nearshoring (relocalización)..… a nuestro modo.
México no puede hacer reformas profundas en infraestructura, educación o Estado de Derecho de la noche a la mañana. Pero sí puede: facilitar trámites en ciertas zonas industriales. La neoindustrialización de EU será algo adverso para México.
Crear “corredores seguros” donde haya condiciones mínimas de logística y seguridad. Apostar a alianzas público-privadas que no exijan cambios constitucionales, pero movilicen inversión privada, nacional o extranjera. Aunque sea desigual y concentrada en el Norte, Istmo (corredor interoceánico) y Bajío, ese crecimiento localizado puede irrigar empleo y dinamismo si se administra bien.
2. Usar su poder geográfico como carta de negociación.
México tiene algo muy valioso: su posición física como frontera con EE.UU. Eso le da poder, aunque no lo parezca. Puede usarlo para: negociar apoyos tecnológicos o energéticos a cambio de control migratorio.
Obtener flexibilidades en el T-MEC a cambio de cierta estabilidad política o seguridad fronteriza.
México no puede competir con China, Japón, Corea del Sur ni con Europa, pero sí puede volverse indispensable para EE.UU.
3. Consolidar programas sociales sin arruinar las finanzas
No se puede desmontar el modelo actual de gasto social —sería suicidio político—, pero México sí puede:
Redirigir el gasto duplicado o mal evaluado. Sin dispendios ni concesiones.
Mejorar la gestión administrativa y digital de los padrones.
Y, sobre todo, evitar expandirlos más allá de lo sostenible. Puede optar por una política de “conservar lo ganado”, en vez de seguir prometiendo más. Aunque esto se ve difícil.
4. Gobernar con el caos, no contra él.
México no puede eliminar el crimen organizado a corto plazo. Pero puede manejar pactos de control territorial (aunque oficiosos), como lo ha hecho históricamente, para:
Proteger corredores económicos estratégicos actuales o en proceso.
Evitar escaladas innecesarias en zonas turísticas o industriales.
Aplicar inteligencia selectiva, no fuerza bruta. Esto es incómodo, pero realista. El Estado no puede gobernar todo el territorio, pero puede asegurar lo indispensable. También esto se ve difícil. Controlar gobernadores y exigirles resultados. Mejorar el Gabinete Federal, la mayoría tienen un perfil bajo e incompetente.
5. Mantener la estabilidad política, aunque sea imperfecta
México puede optar por no caer en rupturas institucionales graves. Aunque haya desgaste, puede:
Moderar la Reforma Judicial que nos perjudica en relación al exterior. Garantizar una sucesión electoral pacífica. No romper con los sectores económicos clave.
Aunque la democracia sea frágil, mientras haya cierta previsibilidad, el país puede seguir avanzando en su zona de confort, sin colapsos ni ingobernabilidad generalizada.
En conclusión: México puede administrar su realidad como lo ha hecho por décadas, con pactos informales, zonas de modernidad rodeadas de desigualdad, crecimiento parcial y gobernabilidad frágil pero funcional. No es lo ideal, pero es factible y en este momento, preferible al colapso o a las aventuras radicales. No pelearse con EU, la asimetría con ellos es muy fuerte. Gobierne quien gobierne.
( Para el siguiente artículo hablaré del Plan México. )