Triquis y el chantaje navideño
Cada año en vísperas de la tradicional “Noche de Rábanos”, los triquis escriben el mismo capítulo: con una bandera u otra, se niegan a abandonar los pasillos del Palacio de Gobierno, “hasta que atiendan sus peticiones”. Desde hace cinco años, los supuestos desplazados, hijos putativos de LORENA MERINO y REYNA MARTÍNEZ, exigen mesa de negociación, ¿saben para qué? Para que la Secretaría General de Gobierno les ofrezca dinero para que desalojen el espacio, realizar el concurso de rábanos, totomoxtle y flor inmortal en santa paz, y luego retornar a plantarse de nuevo. El costo, estimado de manera conservadora, no es menos del millón de pesos.
El concurso tradicional, al mismo que asisten miles de visitantes del país y el extranjero, así como los mismos oaxaqueños, tiene pues un alto costo, tasado en la medida del chantaje de indígenas violentos y vividores; de parásitos y falsos redentores sociales que con el ardid de que cuentan con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han devenido delincuentes de la llamada lucha social. El nuevo Secretario General de Gobierno, CARLOS SANTIAGO CARRASCO conoce a fondo el modus operandi de estos pillos y sin duda alguna sabrá que de negociar el desalojo estará dando alas a estos vividores de la limosna gubernamental.
Basta recordar que el argumento de los desplazados es ya viejo. En el segundo año de esta administración, el entonces titular de la SEGEGO, JESÚS MARTÍNEZ ÁLVAREZ, les otorgó 18 millones de pesos para que se marcharan a la comunidad de la que supuestamente fueron desplazados. Los operadores gubernamentales descubrieron que no eran ni diez los que habían salido por la violencia caciquil de San Juan Copala. Se fueron entonces pero volvieron en menos de un mes. De ahí para adelante lo tomaron como bandera… y como negocio. Lo más reciente que tuvo que capotear el ex titular de la misma SEGEGO, ALFONSO GÓMEZ SANDOVAL, fue la exigencia de que el gobierno les comprara terrenos, les construyera casas y además, que cada casa tuviera temascal y una capilla para el conjunto.
Lo que se sabe es que las famosas medidas cautelares para estos vividores, no contemplan que les tengan que construir casa ni, mucho menos, “calentarles” la mano a sus dirigentes, que chantajean cuando quieren dinero contante y sonante. El pueblo oaxaqueño exige mano dura en contra de estos parásitos. No más complacencias, no más complicidades. (JPA)