¿Terrorismo magisterial?

Ayer, al filo de las 7:30 de la noche, se dio un hecho deleznable, acuñado, precisamente a los grupos de choque de la Sección 22: supuestos mentores arrojaron una bomba de gas pimienta en la sala de cine número 8 de la Macroplaza, ubicada en jurisdicción de Santa Lucía del Camino, con un saldo indeterminado de personas intoxicadas y lesionadas, que por fortuna, no requirieron hospitalización. Se trata de un hecho sin precedentes en la historia oaxaqueña, que de ninguna manera debe quedar en la impunidad. El gobierno de GABINO CUÉ, debe instruir al Fiscal General, JOAQUÍN CARRILLO RUIZ y al Secretario de Seguridad Pública, JORGE RUIZ MARTÍNEZ, realizar de inmediato las investigaciones para dar con los responsables que, sin duda, deben estar identificados ante este acto de terrorismo, previo a la jornada electoral del domingo 5 de junio.

Si bien es cierto que es prematuro adelantar juicios, está más que demostrado que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y su adlátere oaxaqueña, la Sección 22, están cometiendo una serie de abusos y atropellos para inhibir la participación ciudadana en la jornada electoral del domingo. Ello contrasta con la conferencia de prensa que ofreció ayer RUBÉN NÚÑEZ GINÉZ, para invitar a sus compañeros a votar y desplegar brigadas anti-mapaches el día de la elección. A nivel nacional, luego de los hechos bochornosos ocurridos en Comitán, Chiapas, la CNTE está exhibida en su verdadera naturaleza fascista, pues acusa a los supuestos infiltrados pero los solapa, como ocurrió con quienes cobardemente raparon a maestras y maestros en la ciudad chiapaneca.

No hay que olvidar que uno de los grupos más beligerantes que está incrustado en la Sección 22 es el Frente Popular Revolucionario (FPR), caracterizado como violento y proclive a actos fuera de la ley. Dicha organización es famosa por los excesos que ha cometido en movilizaciones anteriores y las recientes, con las que ha exigido la libertad de su dirigente, FRANCISCO MARTÍNEZ SÁNCHEZ, a) Pancho Mugre. Hacia esos segmentos se deben apuntar las investigaciones, para encontrar la hebra de este acto de intimidación y terrorismo, pues a la hora que hicieron explotar la bomba, la sala se encontraba llena, incluyendo a menores de edad. Desde cualquier punto de vista, el hecho ha sido calificado como deleznable y los responsables deben ser consignados ante el Ministerio Público de la Federación, por actos bien tipificados en el Código Federal de Procedimientos Penales. (JPA)