Sociedad, política y felicidad
Hace unos meses, en marzo de este año para ser preciso, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) publicó el séptimo Reporte sobre la Felicidad en el Mundo (World Happiness Report). En el reporte, diversos especialistas ponen a la felicidad de los seres humanos en diversos contextos: la felicidad y la comunidad, la felicidad y el voto ciudadano, adicción e infelicidad, y otros tópicos interesantes.
Lo que destaca es la medición de los niveles de felicidad en 156 países del mundo. Los resultados del informe indican que los diez países cuyas poblaciones son más felices son: Finlandia(7.7), Dinamarca(7.6), Noruega(7.5), Islandia(7.4), Países Bajos(7.4), Suiza(7.3), Suecia(7.3), Nueva Zelanda(7.3), Canadá(7.2) y Austria(7.2).
Los países cuya población es infeliz son: Sudán del Sur(2.8), República del África Central (3.0), Afganistán(3.2), Tanzania(3.2), Rwanda(3.3), Yemen(3.3), Malawi(3.4), Siria(3.4), Botswana(3.4) y Haití(3.5).
El indicador para medir la felicidad o el grado de satisfacción con la vida es la llamada Escalera de Cantril. Los participantes evalúan su vida en una escala del 0 al 10, donde 0 es la peor vida posible y 10 es la mejor vida posible.Para explicar las diferencias en los niveles de felicidad de las naciones se utiliza un índice compuesto por seis elementos: Producto Interno Bruto (PIB), expectativa de vida sana, relaciones sociales, libertad, generosidad y ausencia de corrupción.
México ocupa el lugar 23 del listado con 6.5 puntos, casi a la mitad. Si la felicidad consiste en superar los 5 puntos de la escala, sólo 52 países serían felices, es decir, el 33% de la población mundial; el otro 67% de los seres humanos sería infeliz en mayor o menor grado.
Es de considerar que los países con población más satisfecha con sus vidas no bajan de siete puntos en la escala de Cantril; por el contrario los países cuya población está menos satisfecha con su vida, oscilan entre dos y un poco más de tres puntos en la misma escala. Nigún país llega a 10, y parece que la condición para continuar con la vida es tener al menos 2 puntos en la escala, por debajo de dos, la diferencia entre vida y muerte pierde sentido.
¿No debería ser la felicidad de la población el objetivo principal de los gobiernos del mundo? Desde mi punto de vista sí. El resto de sus funciones tendría el propósito de asegurar que existan las condiciones materiales para que cada quien realice su estado de felicidad como lo entienda; pero que por principio su bienestar material, asegure su libertad, su salud, seguridad y la integridad de su familia y comunidad.
La felicidad nacional bruta (FNB) o felicidad interna bruta (FIB) es un indicador que mide la calidad de vida más que el nivel de riqueza material. El término fue propuesto por Jigme Singye Wangchuck rey de Bután en 1972. Bután es un país al noreste de la India.
Mientras que los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, el concepto de FNB afirma que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual. Los cuatro pilares de la FNB son: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno. Curiosamente en el reporte 2019 del índice de felicidad, Bután tiene 5 puntos.
En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía(INEGI), publicó en 2015, lo que denominó “Indicadores de Bienestar Subjetivo”, que vendría siendo algo similar al índice de felicidad.
De los 80.7 millones de adultos en el país de aquel año, 3.6 millones se consideraron muy insatisfechos con su vida y 9.8 millones insatisfechos, frente a 32.5 millones que se consideraron satisfechos y 34.8 millones muy satisfechos. En resumen, de acuerdo con el estudio del INEGI, el 83.3% de los mexicanos en ese año se sentía satisfecho con su vida en diferente grado y sólo el 16.7% estaban insatisfechos.¿Cómo se describirán en 2019 los mexicanos si se les aplicara la misma encuesta?
Resalta también que la entidad que reportó el nivel de satisfacción más alto con la vida (en una escala del 0 al 10) fue el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, con 8.45 puntos, en tanto que el más bajo fue Oaxaca con 7.46.
El caso de Oaxaca es aún más dramático, pues en relación con el resto de los mexicanos, los oaxaqueños exigen muy poco para estar satisfechos con la vida, esto, de acuerdo con el indicador dinámico de bienestar subjetivo, que por cierto ya fue eliminado de la página del INEGI, y aún así, no tienen satisfacción; tal vez eso explique la violencia y conflictividad que practican y sufren los oaxaqueños.
Discutir como vivir felices no aparece en la agenda de los medios de comunicación, ni en México, ni en el mundo; aunque en mi opinión debería ser un tema central de discusión pública, y sobre todo conocer la opinión de los mexicanos acerca de cómo consideran que se puede estar más satisfechos con la vida.
Este tipo de reflexiones se dejan de lado porque quizás se piense que es un tema que toca resolver a cada uno; pero no es así. El ser humano siempre ha vivido en comunidad, nunca como un individuo aislado y por tanto el tema de la felicidad es asunto de todos en primer término.
Lo peor se escucha cuando alguien afirma que en este Valle de Lágrimas se viene a sufrir; eso no sólo es una mentira, es una estupidez.
O quizás el desinterés público se deba a que se piense que discutir sobre la felicidad es un tema vanal, como discutir sobre el clima, el tráfico, la familia, la salud, etc, temas que se dejan a los autores de libros de auto ayuda.
Hace años, cuando las personas invocaban a Dios con fe, dejaban en sus manos su felicidad. De pronto la Divinidad guardó silencio y fuimos incapaces de retomar la comunicación con ella. La fe se ha perdido o se está perdiendo. El ser humano es un ser vivo que construye sentido para para poder vivir; vive y se potencia mediante símbolos, es un fenómeno tan misterioso como interesante, pero así somos los seres humanos.
Nos quedaba la vida en comunidad que pone el tema de la felicidad en nuestras manos, como ejemplo hay que recordar que en los años sesenta, en las selvas amazónicas del Brasil, vivió una de las últimas tribus felices, los Maíros. Al igual que como sucedió con los esquimales, esa tribu se volvió infeliz cuando los males de la civilización moderna penetró su comunidad.
No quiero decir que la Modernidad sea el origen del mal, señalo simplemente que es posible una comunidad humana feliz, que no es una utopía como nos lo han hecho creer. Basta con leer algunos estudios serios sobre los maíros o los esquimales para tener una idea de lo que es una sociedad feliz, una sociedad que ríe, que juega,que trabaja y que vive sin temor a sus semejantes. La pregunta es ¿qué nos llevó a la situación en la que hoy estamos? o mejor aún ¿cómo podemos volver a ser felices?