San Mateo se levanta en medio del agua que brota de la tierra
SAN MATEO DEL MAR. Mientras la ayuda humanitaria y la inspección de viviendas llegó a esa comunidad Ikoots, ahora la preocupación para los habitantes, es que el agua subió de nivel en algunas zonas que tiene en alerta a los pobladores.
En las secciones y agencias municipales de la cabecera municipal, los habitantes han estado recibiendo alimentos calientes y agua embotellada por parte del personal de la Secretaría de Marina.
Ernesto Burgoa, habitante de San Mateo del Mar, reconoció que no solo la ayuda llegó para su gente, sino también la atención médica se ha restablecido poco a poco.
“Hay algunas partes en donde el agua brotó y eso tiene preocupado a los habitantes, sobre todo en la Ranchería Pacifico y Barrio Nuevo que están cerca del Mar”, expresó.
Tan solo en esas zonas habitan más de 400 familias quienes tuvieron que dejar todo, para refugiarse en otra zona, ante la embestida del agua que subió más de diez centímetros.
El acceso a la comunidad de Barrio Nuevo el cual es una zona que se encuentra incomunicada y solo sus habitantes pueden pasar caminando, porque el puente se agrietó al igual que la carretera fue movido por la naturaleza.
Y es que San Mateo del Mar se ubica por su situación geográfica por debajo del nivel del mar, de ahí que en temporada de lluvias muchos hogares se inunden e incluso con el temblor del pasado 7 de septiembre quedó demostrado su vulnerabilidad.
De las más de 900 viviendas que se ubican solo en la cabecera municipal y sus colonias cercanas, solo un 20 por ciento sufrieron daños de severos a totales y que están siendo evaluados por las autoridades de los dos niveles de gobierno.
Grupos de médicos voluntarios de otros países han llegado a la zona Ikoots para sumarse a la ayuda de las familias en proporcionarles atención médica de forma gratuita.
A 11 días del sismo que sucumbió a San Mateo del Mar, aún persiste el temor entre sus habitantes y muchos no pueden regresar a sus hogares, porque enfrentan cuarteaduras, otras se desplomaron y algunas más están anegadas por el agua que brota de la tierra.
Los habitantes salen al paso en busca de agua, comida y ropa para poder subsistir durante los próximos días; en tanto se restablezcan todos y cada uno de los servicios públicos.
La energía eléctrica ha sido una de las prioridades por la gerencia comercial de la Comisión Federal de Electricidad que ha sido interrumpida de forma constante por los múltiples postes derribados por la naturaleza.
Adolfo Rangel, expresidente municipal, dijo que su pueblo requiere de la ayuda, porque ha sido difícil poder subsistir con los embates de la naturaleza que les dejó como experiencia que están completamente vulnerables.
Señaló que muchos de sus paisanos que perdieron sus hogares no saben qué hacer por falta de asesoría por parte del gobierno del estado o federal para que se les canalice y puedan recibir la ayuda.
Walterio Escandón, habitante de la cabecera municipal, expresó que aunque muchas casas soportaron el movimiento, contrario a eso, otras se desplomaron o están a punto de caer y deben de ser verificados.
“Hay familias que vivían en casas de adobe y teja, esos son los que perdieron todo y necesitan ayuda gubernamental para poderse poner de pie otra vez”, comentó.
El acceso de vuelve cada vez más difícil para poder ingresar a aquellas viviendas humildes en donde las familias lo perdieron todo, porque se encuentran lejos de la calle o avenida.
Con solo una vereda, por donde los habitantes caminan para llegar a su casita que está al borde del colapso, así hace más difícil para las autoridades poder ingresar para apoyarlos.
La familia Edison Palafox cumplió una semana de vivir fuera de su hogar y al momento de regresar han tenido que dormir a un lado en espera de la ayuda humanitaria.
Don Israel con un short que lleva solamente puesto y descalzo, recorre su hogar en busca de ver que puede salvar para seguir subsistiendo.
Su humilde casa de block y un baño que quedo partido por la mitad, da cuenta de cómo están y bajo qué condiciones se encuentran, después del sismo.
No muestra temor, pero si melancolía al saber que el patrimonio que por herencia le dejaron sus padres quedó en ruinas.
“Ahí nací yo, también mis hijos, ahora nada queda en pie, eso se tendrá que tirar y ahí se va parte de nuestro patrimonio familiar”
Desayunando pescado que captura en la laguna y con tortillas que va reciclando, sin faltar un refresco, así se alimentan a medias, los habitantes.
“Nos echamos un taco y si podemos hasta más, pero siempre estamos guardando, porque no sabemos si mañana habrá o no”, explicó.
Al igual que esta familia, así sobreviven la mayoría de los integrantes de la familia Ikoots, quienes en casa seno de la familia hay más de cuatro integrantes quienes en su mayoría no rebasan los 12 años de edad.
Los habitantes de San Mateo del Mar, siguen siendo castigados por los embates de la naturaleza y la ayuda sigue siendo un problema.