Robles Montoya: El fiscal
Si algo ha caraterizado al hoy candidato del Partido del Trabajo (PT) a la gubernatura del estado, BENJAMÍN ROBLES MONTOYA, es su incongruencia y deslealtad. En principio, hay que ver que perredista o petista de toda la vida no ha sido. Priista fue desde el inicio de su carrera en el Departamento del Distrito Federal, cuando empezó hacer sus pininos, para después irse a Michoacán y trabajar en labores poco dignas –de espionaje y acoso a opositores y críticos- en el gobierno de VÍCTOR MANUEL TINOCO RUBÍ. Sin embargo, cuando llegó como operador político de GABINO CUÉ, de quien había sido compañero en el DDF, en 2001, con el garlito de un Movimiento Ciudadano, se pintó de anaranjado e incluso, fue legislador con los colores del Partido Convergencia. Perredista lo fue hasta el triunfo del gobierno de la alternancia, es decir, en 2010.
Visto en perspectiva, ROBLES MONTOYA ha ido y venido de partido en partido o como dicen en mi tierra: “como pedo en bacinica”. Su necesidad de figurar politicamente lo ha mantenido en perpetua agitación, insomne y atormentado. Tal vez por ello, ahora que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) le dio la vuelta, al apoyar en mayoria a JOSÉ ANTONIO ESTEFAN GARFIAS, le ha dado por dar palos de ciego o como el loco del pueblo: echar piedras a quien pase frente a él. Éste es el caso del senador perredista -¿o petista o convergente?- echándole una y otra vez al gobernador GABINO CUÉ, a quien no pierde opotunidad de querer ponerlo en la picota.
En efecto, el pasado lunes el candidato petista pidió al Congreso del Estado juicio político en contra del ejecutivo estatal, por desvío de recursos del erario estatal. Pero el candidato no presenta pruebas. Estos golpes mediáticos hay que inscribirlos en un protagonismo burdo y enfermizo, con el que el senador chilango traído de Michoacán, pretende convencer al impredecible electorado oaxaqueño, de que es la mejor alternativa.
No es la primera vez que toma este camino fácil o los lugares comunes de arremeter en contra de CUÉ MONTEAGUDO, soslayando que fue en sus inicios uno de los operadores políticos que desde el inicio del actual sexenio, mantuvo en niveles de mando importantes a incondicionales como SERGIO AGUILAR RUIZ, como director del CECYTEO y otros más, con cuyos presupuestos financiaron su campaña para el Senado. ¿De dónde pues sale hoy casto y puro, hablando de desvío de recursos? ¿O es la aplicación aquella de: ¡al ladrón, al ladrón!? (JPA)