PRI: ¿Un triunfalismo acartonado?
Raúl NATHÁN PÉREZ
1).- Los mismos moldes
En cada elección, el PRI oaxaqueño exhibe el mismo triunfalismo, la misma soberbia, las viejas mañas. De las derrotas vergonzosas, como la de 2010, que lo dejó como “gallina sin cabeza en un cerco de nopales”, no ha aprendido. Va en pos de triunfos una y otra vez y lo han zarandeado a placer. Pero como el sparring en el boxeo: se ha crecido al castigo. En ese año, la pérdida de la gubernatura fue un doble agravio: Oaxaca era territorio PRI, pero además, era gobierno. El equipo que rodeó a Eviel Pérez Magaña se asumió triunfador a priori. Era una cofradía; un círculo cerrado, inaccesible e inexpugnable. Sus decisiones eran inapelables, pese a la carga negativa de algunos. La venta de candidaturas era un escándalo. Además, vendían la piel antes de matar al oso –Luis Martínez dixit-. Antes de llegar a las urnas tenían ya el gabinete completo… y también el Congreso. Sus desplantes al ciudadano de a pie eran motivo de repudio.
Los íconos del ulisismo no caminaban, levitaban. Verlos en acción era casi una “revelación divina”. Pero esa cara de satisfacción devino mueca grotesca cuando la derrota llegó. El castillo de naipes hecho en el éter sólo se esfumó. Habrían de venir nuevas derrotas. Todas con un trasfondo: el PRI es un partido triunfalista, que puede pulverizarse, ser humillado, aplastado, pero nunca cambia. Es un partido nuevo –en el discurso- pero con ideas y prácticas viejas, anquilosadas, acartonadas. La falta de democracia ahí es tan sui generis, como el mesianismo de López Obrador. Ambos persisten en el engaño; en la banalidad. En el tricolor asumen que el ciudadano padece alguna discapacidad mental; incapaz de percibir la patética situación del país; la falsedad de la Reforma Energética y las demás. Por ello, para la jornada electoral de junio –de ello no hay duda- nadie puede echar las campanas el vuelo.
2).- A fortalecer al candidato
En el entorno político tricolor, las inercias y los vicios son un mal congénito. No existe el sano propósito por revertir esa imagen. De nueva cuenta se apela no a la conciencia sino a la amnesia colectiva. El equipo que rodea al joven candidato Alejandro Murat, debe hacer a un lado las balandronadas; sus intereses personales; su futurismo enfermizo. Hay que echarse un brinco en la historia política contemporánea. Entender el quid de las derrotas del tricolor. Las biografías políticas, la genealogía de la supervivencia de viejos carcamanes y el ocaso de otros jóvenes. En la real politik mexicana Oaxaca es una Alma Mater, en donde llegan al doctorado los expertos en mañas, vicios, complicidades. La vieja escuela de la simulación y el gatopardismo. Aquí la imaginación sociológica, que recomendaba C. Wright Mills, se puede aplicar en un Parque Jurásico que se niega a morir, y nuevos especímenes que apenas gatean y ya quieren correr.
Es extraño que los historiadores de las élites políticas del país, como Peter H. Smith o RodericAi Camp, no hayan reparado en este fenómeno. Y es que ni siquiera ha iniciado la campaña política de Murat Hinojosa y no faltan los mercaderes de la política que de pobres diablos devinieron operadores políticos, y ya hacen cuentas alegres. Se ven a sí mismos en el Congreso, manejando la obra de gobierno y a los municipios. En el ínterin todo es misterio, top secret, el juego del policía chino. El warroom es todo un acontecimiento; el cónclave de los iluminados; el rendezvous de la masa gris. Hay tres personajes emblemáticos, que han concitado la crítica. Salvo uno, Alejandro Avilés, que tirios y troyanos le reconocen como una cobija bastante meada en operación política y lo torpedean a placer, los otros son sólo párvulos, aprendices, amateurs. No obstante, al menos S. Gurrión se ha asumido como el que otorga vidas y perdones; el que valida y encuesta y examina y vende.
3).- Campaña y partido: ¿Entes diferenciados?
En la tradición política priista, candidato, campaña y partido, son entes que se entrelazan entre sí o van de la mano. No hay extravíos. Una dirigencia que empata con los operadores de la campaña proselitista. No entidades aparte. Con respeto al presidente del CDE del PRI, Héctor Anuar Mafud, parece que camina por una ruta, que no es la misma del aspirante a la gubernatura, Murat Hinojosa. Esa dualidad asemeja desacuerdo; falta de cohesión y una unidad ficticia. Poco ayuda el ostracismo en el que se ha sumergido la directiva estatal. La falta de sensibilidad y su cerrazón ante los medios, es ya parte del anecdotario político.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Con la anuencia de mi amigo y director, Benjamín Fernández y del Consejo de Administración, disfrutaré de mi primer período vacacional de este año. Estaré al menos diez días ausente de este ambiente político denso y sofocante. Nathán vuelve el 4 de abril, aunque no exento de mi responsabilidad editorial.
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