De paradojas y utopías 

PRI: Otra vuelta de tuerca

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Raúl NATHÁN PÉREZ

1).- La locura sucesoria

En 2010, el PRI era poder en Oaxaca. Cuando Ulises Ruiz empezó a placear a Eviel Pérez Magaña, salvo Jorge Franco –que de plano se abrió- nadie hizo olas. A trancas y barrancas URO lo impuso. Los que querían simplemente se disciplinaron. La idea generalizada de que el tuxtepecano era políticamente corto; sin formación académica –no obligada aunque necesaria- y sin discurso, no fue relevante para quien tenía la sartén por el mango y era el gran elector. Obvio: la decisión fue equivocada. Se le impuso un equipo de campaña que pecó de triunfalismo, arrogancia, soberbia. Se fueron por los mismos caminos trillados; los lugares comunes; la vieja escuela priista. Sabían -¿o acaso lo ignoraban?- que si bien en el 2006 los grupos que quisieron deponer a URO habían fracasado, en la concience colectif permeaba la urgencia de un cambio. Oaxaca requería un golpe de timón. Las maquinaciones de Felipe Calderón en Los Pinos, para forjar la alianza PRD/PAN, iban más allá de juntar el agua y el aceite. Era aprovechar la coyuntura de un PRI oaxaqueño ya vapuleado; de un gobernador políticamente hábil aunque golpeado y un candidato débil. Y Gabino Cué era una especie de ícono en la oposición. Había sorbido el trago amargo de la derrota en 2004. Quería la revancha. Así, la cresta de la ola gabinista creció, cuando el tricolor y su candidato pataleaban como gatos en un estanque, para posicionarse ante una ciudadanía que cada vez veían más distante.

2).- La historia cíclica

Luego de la derrota y en lugar de reorganizar sus devastadas huestes, el PRI se sumergió en una disputa infernal. No hizo votos de unidad, sino de fractura. El equipo derrotado se atrincheró en el Comité Directivo. Y desde ahí se repartieron el pastel. Eviel cuajó la senaduría y otros, del mismo equipo, diputaciones. La derrota asomó de nueva cuenta. EPM perdió la elección al Senado. Se la arrebató el PRD: un leal –ahora desleal- a Gabino Cué, Benjamín Robles Montoya y un perfecto desconocido: Adolfo Romero Lainas. Los dos, despistados aspirantes a la gubernatura por el PRD. En el CDE del PRI, ni leales al defenestrado exgobernador Diódoro Carrasco ni mucho menos de José Murat tuvieron cabida. Vinieron las escisiones y una disputa que no acaba de cesar. El PRI local se polarizó y así ha vivido. Hoy es oposición en un territorio que siempre fue suyo. No es gobierno. Tiene dos frentes abiertos: un gobierno estatal que se empecina en no dejarlo llegar y sus ajustes de cuentas internos. Empero, entre la ciudadanía, el experimento del gobierno de la alternancia asemeja el gobierno de URO, después del 2006: urge un cambio. La historia se repite, pero al revés. El PRI está en su mejor momento para recuperar lo perdido. Pero los actores de este teatro del absurdo sienten el temblor y no se hincan –como dicen en mi tierra-. El PRD y el PAN quieren repetir la dosis. Y van con todo. Los hados apuntan hacia la inminente candidatura de José Antonio Estefan.

3).- Una decisión de Estado

Sin duda, la elección oaxaqueña es un asunto de Estado. La Reforma Educativa es prioridad. Las inversiones en energía eólica. La zona económica prioritaria y otros. Aunque parezca que al presidente Peña Nieto no le importa Oaxaca, asumimos que está en la mira. El candidato será pues quien le garantice el triunfo. Pero en este país la decisión política no está reñida con los afectos personales. En la realpolitik mexicana se siguen aplicando las tesis de Suetonio en Los Doce Césares: también las debilidades son destino. En el entorno hay quienes caminan con paso firme; hay otros que van dando bandazos. Primeros actores y actores de reparto. ¿Un candidato externo en terreno minado, en el que sólo dos se lo han disputado a pasto? Suena a utopía. Será necesario el manotazo de EPN y el discurso convincente de Manlio Fabio, para calmar a los que se quedarán chiflando en la loma. Pero esta cacofonía de voces, esta confusión aldeana, deben terminar, con un candidato de unidad. En mi opinión la decisión ya está tomada desde hace al menos un mes. Pero aún hay claroscuros e indefiniciones.

 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Los videos o audio-escándalos tienen una virtud: quitan solemnidad a la política. Provocan hilaridad, expectación y hasta comentarios jocosos, que atenúan la perversidad tan usual en este desolladero denominado sucesión. El diálogo entre el exgobernador Ulises Ruiz y el “operador” del senador Benjamín Robles Montoya, Jesús Romero, alias “Charbelín”, fue de pronóstico reservado, sobre todo por el linguae vulgaris, que haría sonrojar a cualquier macuarro.

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