De paradojas y utopías 

PRI: Los jaloneos que vienen

1).- La entelequia sobrevive

Por primera vez en su historia, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no tiene candidato propio. Desde su fundación como Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929; su conversión en Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1940 y su destino final, PRI, desde 1946 a la fecha, no participa como tal en la elección presidencial. El tricolor es hoy una entelequia, un remedo, un partido testimonial, con su militancia en caída libre. En Oaxaca, además, diezmado por la tránsfuga y las defecciones; el oportunismo y la fractura. Desde 2006, en pleno fragor del movimiento político y social, un grupo de priista leales al ex gobernador José Murat, trabajaron para deponer al Tirano, Ulises Ruiz, hoy aspirante a candidato independiente. Esa fractura cristalizó en el triunfo de Gabino Cué en 2010. En 2016, ni siquiera con la victoria de Alejandro Murat, apuntalado por el tricolor, pudo recuperarse el eslogan ulisista: “Oaxaca, territorio PRI”. Desde el inicio de su gestión, “El cachorro” marcó su sana distancia con el partido que lo llevó al poder. Más aún, su genuflexión hacia López Obrador fue más que evidente.

2).- El abandono y los tropiezos

Si algo marcó al tricolor oaxaqueño durante el sexenio muratista (2016-2022), fue la frialdad, el desapego y el abandono a “su” partido. He ahí la danza de dirigentes en el CDE: Héctor Anuar Mafud, Alejandro Avilés, Germán Espinosa, Jorge González Ilescas, Eduardo Rojas, Eviel Pérez Magaña y Javier Villacaña. Al menos cuatro con el hierro del padre, José Murat. La derrota fue el sino del tricolor en el sexenio anterior, ante decisiones disparatadas como la asignación de las candidaturas plurinominales federales, a personas sin militancia como Eufrosina Cruz o de la burbuja que encapsuló al gobernador. No se diga la controvertida posición que le fue otorgada en la legislatura local a Samuel Gurrión que, ipso facto, le dio la vuelta al PRI para mutar al PVEM. Seguido de Gabriela Pérez López, que arribó a la curul, sin una pizca de militancia. La bancada priista en el Congreso local quedó diezmada. Más aún con el vacío que dejó el diputado Gustavo Díaz Sánchez, a) El Gato; la defección de Mariana Benítez y aún con amenazas de huida al Verde –no cumplidas- de la misma diputada Lizbeth Concha.

3).- La pasarela

Para la cada vez más disminuida, polarizada y fracturada militancia tricolor, fue una trastada el desfile de tres priistas “distinguidos”: Germán Espinosa, Francisco Ángel Villarreal y Heliodoro Díaz que se placearon en busca de la candidatura a la gubernatura. Cada uno hizo lo que pudo. Y estuvieron convencidos que, de tres saldría uno. Pero, ¡oh, sorpresa!, “el bueno” fue Alejandro Avilés. Sin duda alguna era uno de los mejores cuadros, aunque no el único para un desafío como cuajar la gubernatura en un territorio chairo, fanático de López Obrador. La derrota fue espectacular. Se perdió la gubernatura. Salomón Jara arrasó. De 25 distritos electorales sólo se ganó Acatlán de Pérez Figueroa. El Congreso sigue pintado de Morena, al igual que en la mayoría de municipios. Tuvo más el PVEM y Nueva Alianza Oaxaca (PNAO), que el tricolor.  

4).- Rebatiña en puerta

Oficialmente el proceso electoral 2024 ya arrancó. Vienen tiempos de definiciones, pero, también de patadas debajo de la mesa, jalones y tirones por las candidaturas. El Frente Amplio por México (FAM), ya tiene candidata. Xóchitl Gálvez, de raigambre panista. Los partidos: PRI-PAN-PRD, tendrán que prorratearse los espacios en Oaxaca: 2 senadurías, 10 distritos electorales federales, 25 locales. Ya no habrá espacio para agandallarse las candidaturas federales, como en 2021, cuando el PRI tuvo mano. El acertijo serán las plurinominales, porque nadie querrá ir a llenarse los zapatos de tierra, lodo o a mamar pueblo. En 2022 el otrora partido triunfador e invencible estuvo en la indigencia. Le cerraron la llave desde la gubernatura. O la abrieron a discreción. Y ahí, hasta el más chimuelo mascó clavo. La danza de los millones nunca llegó para apuntalar al candidato AAA, sino para engrosar bolsillos y cuentas personales.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— De nueva cuenta un grupo de normalistas -vándalos y delincuentes- volvieron hacer de las suyas el pasado viernes: provocar operativos policiales, para que luego fueran detenidos y liberados, además de poner a la ciudadanía contra la pared. Manipulados por titiriteros ya conocidos del Cártel 22 y el CRENO, lo mismo secuestraron a personas, unidades comerciales y atracaron en la caseta de Huitzo. Su afán provocador es evidente y se endurecerá con el 9º aniversario de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. Ciudadanía celebra mano dura. Pero que no doblen al gobierno.

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