De paradojas y utopías 

Precampañas simuladas

1).- Fiebre de informes legislativos

Una forma sutil –aunque amañada- de promoverse políticamente; eludir la responsabilidad de dar cuenta a los órganos electorales; maquillar actos anticipados de campaña y salir de la penumbra para ver la luz en sus propios partidos, correligionarios o votantes potenciales, es para algunos (as) diputados (as), cacarear “sus logros legislativos”. Hay que rendir cuentas al pueblo, esa abstracción a la que, ya sentados (as) en el cargo, jamás pelan. Había que preguntarse, ¿qué han hecho nuestras bancadas diputariles federales o locales por sus distritos, municipios y comunidades, que no sea aprovecharse de las mismas y explotarlas a placer? ¿De qué informan y a quiénes? Los informes pues, no son más que un artificio mediático, oneroso y demagógico, para penetrar en la nube incierta del futurismo político electoral.

2).- La calentura arrecia

La exigencia de algunos partidos opositores a MORENA, ante las Comisiones de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) o del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), de documentar actos y gastos anticipados de campaña, se ha estampado con una barrera de artilugios legaloides. No ha lugar o, se emiten medidas cautelares de las que se pitorrean los presuntos sancionados. O como el Tribunal Estatal (TEEO), negar lo evidente. Es el caso del diputado local Luis Alfonso Silva Romo, presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXV Legislatura local, ya conocido como “El zar del acarreo”. El IEEPCO le ordenó desmontar su publicidad plasmada en espectaculares y otros. Omitió la instrucción y la maquilló con la presentación de su II Informe de labores legislativas. Transitó de violar la ley abiertamente a lavarse las manos con lo permisible.

El 22 de octubre, en un derroche ominoso de recursos, llenó de acarreados el Auditorio “Guelaguetza”. Un exceso orquestado por el ministro sin cartera, Noé Jara. La circulación fue cerrada. Centenas de autobuses urbanos estacionados en el acotamiento. Un mitin político disfrazado de “acto oficial”. Representantes del Poder Judicial y funcionarios de gobierno, oficiales de la SEDENA, incluso quienes por su misma responsabilidad deben abstenerse de asistir a ese tipo de eventos, como la titular de la Auditoría Superior de Fiscalización del Estado (ASFE), con su cargada de empleados. Con un acto masivo en el que se dieron cita las fuerzas vivas de Morena, quiso paliar la poca presencia que tiene no sólo entre su mismo partido, sino ante la sociedad en general. En términos llanos: no lo conocen. Menos su cuestionable labor legislativa.

3).- Contaminación por basura electoral

Es una afrenta a nuestra capital, orgulloso Patrimonio Cultural de la Humanidad, permeada por el abandono y la abulia municipal, haberla convertido en una selva de espectaculares, anuncios en camiones y taxis, como si fuera una exhibición de primates. Pocos los (as) conocen, es cierto, por ello se publicitan como si fueran medicamentos para las hemorroides o campañas del dengue. Sonrisas devenidas muecas o rostros maquillados que asemejan máscaras de carnaval. ¡Esa es nuestra flamante clase política! No sabe uno si doblarse de dolor o morirse de risa. Ni presencia, ni imagen, ni esa aureola que Max Weber calificó como una conditio sine qua non del político: el carisma.

A ésta la definió como “la cualidad de una personalidad, por cuya virtud se le considera en posesión de fuerzas extraordinarias, o como enviado de un Dios, o como ejemplar jefe, caudillo, guía o líder”. (J.A. Marina, La pasión de poder, Anagrama, Barcelona, 2008, p. 29). Sin embargo, el 2024 ha enloquecido a muchos (as). Parafraseando a Catulo, el poeta que decía que en Roma los cargos se conseguían con la corrupción en una mano, la amenaza en la otra y citas de Enio en los labios, aquí se consiguen con la abyección, por un lado, el servilismo en el otro y la sumisión a la 4T y al discurso de AMLO como premisa de legitimidad y aspiración políticas.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— El affaire Gómez Merlo, tiene al gobierno de la Primavera Oaxaqueña en un brete. El aludido notario, hecho y forjado en las mañas del despojo, goza de cabal salud en Italia. Tal parece que todo fue un circo mediático. Otro de los pillos, Gilberto Gamboa Escobar, ex director del IFREO, presumió nacionalidad española para librar la acción de la justicia. Al igual que Gómez Merlo, se han burlado de las acusaciones; se han pitorreado de los oaxaqueños y del actual gobierno. Pregunta: ¿sus trapacerías quedarán en la impunidad?

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