Politica de suma cero 

Ochoa Reza y la inquisición ulisista

enrique-ochoa-reza1La política mexicana ha devenido una serie de dobleces, tránsfugas y oportunismo. Mientras el político está en el candelero todo va viento en popa; cuando está en situación desfavorable lanza dardos, da de patadas y arremete, pasándose por el Arco del Triunfo disciplina, lealtad a los principios y sobre todo, al presidente de la República, en su carácter de líder natural del partido. Obviamente nos referimos al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Lo anterior viene a cuento ante la serie de señalamientos que el ex gobernador ULISES RUIZ ha lanzado una y otra vez, en contra del recién ungido presidente nacional del tricolor, ENRIQUE OCHOA REZA.

A poco de la renuncia de MANLIO FABIO BELTRONES al cargo, luego de la debacle del citado partido en el proceso electoral del 5 de junio, en el que perdió al menos seis estados, el sonorense dejó la directiva nacional. MANLIO fue claro al tomar la decisión y señalar que en ciertos estados en donde el voto no les había favorecido, los gobernadores habían hecho mal su chamba. Una de las entidades en las que el PRI fue avasallado es Quintana Roo, que gobernó hasta hace unas semanas, ROBERTO BORGE ANGULO y en donde, paradójicamente, se desempeñó como delegado especial, uno de los más reconocidos operadores –mapaches, les dicen- electorales. Nos referimos a RUIZ ORTIZ. En el quid de la derrota, trascendió el hartazgo de los quintanarroenses por la escandalosa corrupción prohijada por el ex ejecutivo estatal, hoy en la mira mediática.

ulises-ruiz-ortizLuego de la renuncia de BELTRONES y la designación por parte del Consejo Político Nacional de ENRIQUE OCHOA REZA como presidente, de inmediato empezaron a aflorar las diatribas y denuestos. Un grupo de leales al ex gobernador oaxaqueño firmaron una carta en la que cuestionaban los mecanismos de elección. El pasado jueves, el mismo ULISES RUIZ volvió a la carga al señalarle a OCHOA REZA su desapego de la militancia, sus bravuconadas y la confrontación con otros actores políticos. Para quien no conoce la política priista, la carta en cuestión podría parecer un catálogo de buenos propósitos: el apego a los principios democráticos, la vigencia de los consensos, el fin del neoliberalismo y otras cuestiones.

En el entorno político pareciera una escalada permanente de cuestionamientos, señalamientos e inconformidad. No están errados aquellos que piensan que se está maquinando un movimiento de disidencia en el tricolor que en poco o en nada habrá de abonarle al triunfo del PRI en el 2018, mucho menos a revertir las derrotas vergonzosas que padeció recientemente. (JPA)

 

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