Oaxaca: La eterna comisaría
Ante abusos del poder, #TodosSomosLoret”
En memoria de los periodistas asesinados
1).- Nuestro sino: el conflicto
Oaxaca no es sólo un estado multiétnico y pluricultural. Orgulloso depositario de siglos de historia e identidad. Es también un vertedero de conflictos en una atomizada estructura de 570 municipios, dispersos en 8 regiones. Cada una con sus particulares especificidades y problemas. Existen más de 400 organizaciones sociales y más de 300 conflictos agrarios, de los cuales una treintena son de grave riesgo. También 10 distritos electorales federales; 25 locales y dos sistemas de elección municipal: por partidos políticos y por sistemas normativos internos indígenas. Algo más enredado que el quesillo
La gobernabilidad es un serio desafío. La estabilidad política y la seguridad; la conciliación y el diálogo van de la mano. Pero no siempre de manera exitosa. Un día explota un conflicto por aquí; al día siguiente lo hay en la comunidad de enfrente. Hoy se firma un acuerdo de paz. Mañana se soltaron los catorrazos. Y así vamos construyendo nuestra propia desgracia. Somos terreno fértil para la demagogia y las políticas populistas; el crimen, el despojo y la corrupción.
2).- El etnocidio entre hermanos
Pueden pasar décadas o siglos, pero la reconciliación y la paz no están en el ánimo de ciertos pueblos originarios. Pese a los buenos oficios de la SEGEGO y del titular, Francisco García López. El ejemplo más evidente es el que mantienen las organizaciones triquis entre sí. Pero hay varios más. San Mateo y Santa María del Mar. El odio arraigado entre los ikoots. En San Francisco del Mar, las diferencias irreconciliables entre Pueblo Nuevo y Pueblo Viejo. ¿Y San Dionisio del Mar? Otro boleto. Entre los ayuuk o mixes, los nunca conquistados hijos del rey Kondoy. Sólo paz relativa entre San Pedro y San Pablo Ayutla y Tamazulapan del Espíritu Santo o entre San Miguel Quetzaltepec y San Lucas Camotlán. Pero, siguen velando armas.
En la Sierra Sur, de raíces zapotecas, parece que la cordura y la civilidad jamás llegarán a Amoltepec, Zaniza, Tejomulco, Textitlán o Texmelucan. Igual que entre San Isidro Roaguía y San Lorenzo Albarradas. Menos entre Sola de Vega y San Vicente Coatlán. ¿Paz, identidad, solidaridad, entre los del color de la tierra? ¿Equidad sustantiva y todas esas invenciones o respeto a la diversidad religiosa? Argucias. Eso no lo ven sus ideólogos, que proliferan como la Covid-19 en su cepa ómicron. Solos se acaban entre sí, como si fueran los peores enemigos.
3).- Triquis: la disputa eterna
En los últimos días se recrudeció el conflicto entre los triquis. El Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) contra su escisión, el MULT-I. Balaceras en Tierra Blanca. Todo intento de acordar la paz se ha ido a la basura. Ni el presidente López Obrador –quien ofreció mediar entre los grupos- ni el Subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB,Alejandro Encinas, parecen estar interesados. Ya les vale gorro. Y es que no hay voluntad de las partes. El triqui tiene tres estigmas: violento, trashumante y conflictivo. Uno más, asume como propio donde se deja caer. Ahí está el Palacio de Gobierno en Oaxaca o Avenida Juárez en la CDMX.
El único grupo étnico que se extermina a sí mismo. Vive de las canonjías que logran sus titiriteros. Cientos de hombres, mujeres, ancianos y niños han muerto en emboscadas, secuestros y balaceras. Están en la pobreza, pero cuentan con armas modernas para exterminarse. Practican la trata entre sus mismas familias. Venden a sus hijas, menores de edad, hasta por cajas de cerveza. Pero nadie dice nada. Y tienen un estigma adicional: son proclives a la victimización. Que nadie les muestre la lengua porque eso es represión. Eso les enseñaron sus manejadores, entre grupos religiosos y activistas de la izquierda, y hasta extranjeros que han llegado con fallidas caravanas de paz a meterse en las patas de los caballos.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Aunque pareciera contradictorio en una entidad con grandes contrastes y mil necesidades y pese a nuestra crítica en temas como la seguridad y la gobernabilidad, todo apunta a que, en materia del manejo de las finanzas públicas, el gobierno de Alejandro Murat ha caminado por la ruta correcta. El análisis de la comparecencia del titular de la Secretaría de Finanzas, Jorge Antonio Hidalgo Tirado, ante el Congreso del Estado la semana pasada, revela que en temas como el nivel crediticio por parte de calificadoras como Fitch & Raitings, HR, Moodys y Standard & Poors o en el equilibrio entre ingresos y egresos; el buen lugar logrado a nivel nacional ante la SHyCP en materia de gasto o austeridad, advierten que quien llegue encontrará finanzas sanas. Con deuda, claro, pero con confianza en las instituciones de crédito.
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