MORENA y la educación superior. Por Samael Hernández Ruiz.
Por Samael HERNÁNDEZ RUÍZ
Hace un par de días nos enteramos que iniciarán su operación seis de los ocho centros universitarios impulsados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Cinco de dichos centros ofrecerán sus servicios en las delegaciones Cuauhtémoc (Derecho), Tláhuac (Ingeniería), Tlalpan (Medicina integral y salud comunitaria), Azcapotzalco (Contabilidad y Administración) y Xohimilco (Normal). Los otros dos centros, funcionarán en Calkiní, Campeche (Agricultura y Agronomía) y Valladolid, Yucatán (Normal Bilingüe).
Cada centro universitario tendrá inicialmente una capacidad para cuatrocientos alumnos, con una inversión inicial de entre 300 y 500 mil pesos, financiados por aportaciones de legisladores, presidentes municipales y regidores de Morena. Dijo Raquel Sosa Elízaga, la coordinadora del programa:
‘Queremos que tengan arraigo en su localidad y que cumplan con las tareas que se necesitan. Pensamos en alimentar verdaderos centros municipales donde exista educación, salud, construcción, obras y empleo de base municipal en la que se involucren los muchachos de las propias poblaciones.’’
Y como colofón y no es cosa menor en medio de esta crisis, destacó que ninguno de los alumnos de dichos centros pagarán ninguna cuota.
Una iniciativa similar se dio en Oaxaca durante la administración de José Murat, la creación de Universidades Regionales. El proyecto no soportó el peso económico y al final tuvieron que sumarse al llamado sistema estatal de universidades.
La inspiración inicial vino de un grupo de docentes e investigadores interesados en establecer un sistema de educación universitaria no presencial; fue una idea atractiva que encontró apoyo en algunos centros de educación de prestigio internacional.
No obstante lo interesante de la propuesta, el entonces gobernador Murat recurrió a documentar algunas experiencias internacionales, una de ellas fue el caso de Cuba, que por aquellos tiempos del año 2001, estaba en plena construcción: Fidel Castro se proponía universalizar la educación superior creando universidades municipales.
La idea resultaba chocante en un país de economía planificada que, entre otras cosas, pretende garantizar el pleno empleo. La idea de universalizar la educación superior sin un plan que garantice la ocupación de los egresados resultaba extraña incluso para algunos altos funcionarios cubanos. La idea en Cuba generó discusión y disimulado desconcierto entre los académicos cubanos; pero nadie se atrevió a contradecir al Comandante.
Una observación más atenta de la propuesta, puso al descubierto que la iniciativa de incrementar la escolaridad del pueblo, obedecía en el fondo a la urgencia de reconvertir a los desplazados del sector azucarero por la crisis que provocó el derrumbe de la Unión Soviética (1991).
Universalizar la educación superior no es lo mismo que universalizar la alta cultura. La primera está por lo regular orientada a la formación profesional y a la investigación científica, la segunda puede propiciar el desarrollo de la ciencia y fortalecer los perfiles profesionales de la población, pero está más centrada en el desarrollo humano que en competencias específicas para el empleo. En el caso de Cuba esa ambigüedad no se aclaró y desconozco cuál sea la evaluación actual del proyecto castrista; conozco algunos estudios hasta el año 2006, pero la mayoría parecen más bien informes oficiales.
En Oaxaca, como dije, las universidades regionales, que en algún momento se pensó que podrían seguir el derrotero de la experiencia cubana, fueron finalmente integradas como universidades regionales que hoy sufren por la insuficiencia de recursos y al mismo tiempo son señaladas como escuelas muy caras y elitistas.
Por su parte, los objetivos de la experiencia que inicia Morena no están muy claros y surgen muchas preguntas.
Sin dudar de la calidad académica de su cuerpo docente, queda la interrogante por los recursos para pagar sus salarios o cómo harán para dedicarse de tiempo completo a esa tarea. El tema de cómo se obtendrán los recursos para la inversión en infraestructura y equipamiento tampoco queda claro. Se ha dicho que la obtención del reconocimiento oficial de la SEP, de los planes y programas de las licenciaturas propuestas, se está llevando a cabo, lo cual es alentador, porque no quisiera imaginar qué pasaría con los egresados si las escuelas marcharán bajo la consigna de “al diablo con las instituciones”.
Pero quizás la pregunta más importante por ahora sea: ¿soportará la experiencia morenista un eventual crecimiento de su matrícula, más allá de los 400 alumnos por centro? O se manejará como como lo que critica: centros de educación superior excluyentes.
Debemos dar la bienvenida a cualquier proyecto educativo, sobre todo si pretende innovar, pero debo llamar a la atención sobre el hecho de que la experiencia pedagógica de Morena se pagará con recursos del erario público que sustraen senadores, diputados, y autoridades municipales de ese partido, lo que no me parece que sean finanzas sanas para un proyecto de ese tipo.
Sería deseable que los académicos que participan, divulgaran los aspectos innovadores de la experiencia pedagógica de Morena y los resultados de las evaluaciones de sus proyectos; así como del impacto que en el futuro tendrá tanto en los egresados como en los municipios donde opera.
¡Bienvenido el nuevo proyecto al esfuerzo por mejorar la educación de los mexicanos!