¿Monarquía sexenal u obediencia ciega?
Ismene: Tienes un corazón ardiente para fríos asuntos
Antígona: Pero sé agradar a quien debo complacer
Sófocles, Antígona, 85, p.44
1).- La tentación autoritaria
Si bien, en el pasado proceso electoral no hubo sorpresas en una elección de Estado, sorprende la pasividad, conformismo y apatía con la que el pueblo “bueno y sabio” ve el porvenir del país. El perfil del presidente Andrés Manuel López Obrador no es el de un mandatario que asuma que el fin de su mandato esté a la vuelta de la esquina. No. Es el de un ente autoritario que quiere perpetuarse. “¿Creen que vamos a romper con López Obrador?” -dijo la virtual presidenta Claudia Sheinbaum-. “¡Eso no! Es como traicionar al pueblo. Vamos a continuar con la transformación” -remató-. ¿Obediencia ciega? ¿Un Maximato simulado? Sin duda. En verdad, la dupla AMLO/Sheinbaum, con sus 35.9 millones de votos, ¿representa al pueblo de México? ¿Y los otros 94 millones restantes, de un total de 129, según el conteo de 2022?
No hace falta ser discípulo de Sigmund Freud, Carl Jung u otro para poder interpretar el perfil del tabasqueño, quien desde que inició su periplo por la presidencia, hace 24 años, se creó un entorno de “luchador social”. Además, se forjó a sí mismo, un aura de “iluminado”. Enrique Krauze lo calificó hace al menos dos décadas, como “El Mesías Tropical”. Más bien un virrey que se negó a vivir en la ex residencia oficial de Los Pinos y prefirió como sede de su reinado, el Palacio Nacional. Una contradicción para quien se asume cerca del pueblo, austero, sin tarjetas ni cuentas bancarias y con sólo 200 pesos en la billetera.
2).- La embriaguez de poder
David Owen, prestigiado ex canciller, médico, académico y escritor británico, apeló a la cultura griega para calificar los excesos y la embriaguez de poder. Le llamó Síndrome de Hybris. (En el poder y en la enfermedad, Ojo del Tiempo, Siruela, Madrid, 2011). Advierte como una peligrosa vanidad de políticos y dirigentes de una nación, aferrarse al cargo sin importar edad, enfermedades o el fin de su mandato. (p. 462) Desde que asume el poder -dice- existe una especie de aislamiento, aún más insidioso y “es el de la estructura jerárquica, que envuelve en un capullo o cápsula al líder, de tal manera que llega a creer que no es como los demás mortales, hombres o mujeres”. (p. 482).
He ahí la creencia -absurda- de infalibilidad en sus decisiones, afrenta a todo principio democrático; la negativa brutal a la interpelación y el asumirse blindado ante la crítica. No obstante, los lapsus linguae de las mañaneras, su incapacidad para concentrarse o para continuar con un discurso de manera congruente, salvo para transgredir la ley y descalificar a periodistas y críticos. Y que nadie se atreva a desafiar su autoridad o contradecir sus instrucciones así sean descocadas o erráticas, pues detrás vienen renuncias veladas, balconeos y exhibiciones en su equipo de gobierno, como en su momento practicaron Hitler, Stalin o Mussolini.
3).- Seguirá manejando los hilos
No estuvimos errados aquellos que advertimos una posible sumisión de la virtual presidenta. Sólo hay que ver su gabinete. Calca del anterior. Y la continuación de una política energética torpe, con la CFE y PEMEX. AMLO, está más que claro -aunque diga una y otra vez que no es dictadura- no querrá dejar los privilegios del poder y refundirse en su finca campestre, deprimido, soñando con los tiempos de las multitudes delirantes y el fanatismo: “¡es un honor estar con Obrador!”, como en la Alemania nazi el “¡Heil Hitler!”, cuyo impacto exacerbaba el mal de Parkinson del aludido. Tampoco estará dispuesto a ser un “general en su laberinto” y sus soliloquios palaciegos, como en la obra de Gabriel García Márquez. No. Quiere ser una mala copia del gran Jean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV, que afirmaba que, desde su escritorio se manejaba Francia.
Un absurdo calificar a los magistrados (as) del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) –órgano incompleto por componendas legislativas- de corruptos, luego de que develaran la intromisión de López Obrador, contra derecho, en el pasado proceso electoral. En su propósito de confirmar la decadencia republicana y apuntalar el esplendor imperial, ha insistido: “si la nueva presidenta me invita a participar, lo haré, pero aplicaré mi capacidad de disentir”. La tormenta perfecta pues: Sheinbaum afirma que no pintará su raya y el otro que quiere seguir en el ajo, émulo del Jefe Máximo, Plutarco Elías Calles, a) El Turco, manejando a placer al presidente de utilería, Pascual Ortiz Rubio, no de manera casual bautizado por el ingenio mexicano como “El Nopalito”.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Se rasgaron las vestiduras el presidente de la JUCOPO y su símil de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura, Sergio López Sánchez y Daniel Gurrión, respectivamente, por la inasistencia de sus colegas legisladores (as) en la pasada sesión. Pregunta: ¿con qué chaqueta habrían de asistir, Mariana Benítez, que abjuró del PRI y ahora ya tiene hueso en Morena o Alejandro Avilés, que hizo una operación similar y cayó en el PVEM o el ex panista, luego en Morena y ahora en el Verde, Luis Alfonso Silva Romo? ¿Cuál ética, cuál moral? “La moral es un árbol que da moras”, decía Gonzalo N. Santos, “El Alazán Tostado”.
Consulte nuestra página: www.oaxpress.info y www.facebook.com/oaxpress.oficial X: @nathanoax