Politica de suma cero 

Los fiats y el berrinche de Toña Chagoya

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El notariado en Oaxaca –ya lo dijimos- se ha convertido en un negocio de familia; una franquicia de por vida para quienes las reciben, en el mejor de los casos, o para deliquir con la pantalla de la fe pública en otros casos. Hoy mismo, EDUARDO GARCÍA CORPUS, Notario en Zimatlán de Álvarez, está en el ojo del huracán, pues fue quien escrituró los 13 mil metros cuadrados en donde se ubicaba la Presa “Rompepicos”, en jurisdicción de San Felipe del Agua, propiedad de la Nación desde 1924, que “adquirió” –seguramente en una ganga inimaginable- el norteño JULIO CÉSAR ESPINOSA ADAME, en la cuantiosa suma de 15 mil pesos, es decir, a razón de aproximadamente 1 peso 15 centavos el metro cuadrado.

Aunque el gobernador GABINO CUÉ negó públicamente a mediados de agosto, que entregaría los fiats de los ocho notarios ya fallecidos o en retiro, está visto que ya fueron otorgados. Llama la atención que algunas familias insistan en apropiarse de todo, con lo que a través de los años han lucrado a través del pago de favores o el tráfico de influencias. Este es el caso de la notaria MARÍA ANTONIETA CHAGOYA MÉNDEZ, cuya hermana MARÍA DEL CARMEN, de los mismos apellidos es notaria pública en la Villa de Etla, en tanto que su esposo SALOMÓN VELÁSQUEZ es asimismo fedatario público.

El recuento no termina ahí. También su hijo CARLOS VELÁSQUEZ CHAGOYA fue beneficiado con una patente. No obstante, empecinada TOÑA CHAGOYA en agandallarse los fiats, está haciendo olas desde el pasado martes para cuestionar la facultad gubernamental, pues a su hijo RAMÓN VELÁSQUEZ CHAGOYA no lo pelaron en esta ocasión. Quería pues, la quinta patente para la familia orgánica. Y es que le indignó sencillamente que a su sobrino, RAYMUNDO CHAGOYA VILLANUEVA, hijo de su cuñada, PATRICIA VILLANUEVA ABRAJAM, también notaria, sí le hayan otorgado la patente.

Aunque la señora CHAGOYA siga haciendo aspavientos, es evidente que cualquier hijo de vecino puede poner en tela de juicio las maniobras por las cuales ella y su familia, siguen lucrando con un bien público –las patentes- que han devenido un bien privado. Lo cuestionable es la discrecionalidad con la que se siguen otorgando, principalmente evidenciando –como es este caso y otros en este piñatazo- el abierto, vil y descarado tráfico de influencias. El gobernador GABINO CUÉ, en efecto, no saldrá bien librado de la crítica, como lo fue su antecesor, de beneficiar a sus cercanos o familiares. (JPA)

 

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