Coordenada 21 

¿La rebelión de la CNTE?

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Por Samael HERNÁNDEZ RUÍZ

En una entrevista al diario El Universal declaré, a pregunta de una periodista, que veía débil a la CNTE para sostener un paro nacional indefinido y al mismo tiempo realizar movilizaciones. Comenté también que quienes sí se movilizarían sería las organizaciones no magisteriales cuyos espacios de acción son bien conocidos. Agregué que otras organizaciones no se sumarían para manifestar su descontento (que hay y mucho), porque desconfiaban de la CNTE y sobre todo de sus dirigentes.

La descripción anterior configuraba un escenario en el que no se incluía un posible evento que provocara una “reacción en cadena”, como sucedió en el 2014 con los casos de los normalistas hasta ahora desaparecidos de Ayotzinapa y los casos de corrupción que involucraban a la familia presidencial.

Los hechos demostraron que la CNTE, ni siquiera en Oaxaca, pudo realizar el paro nacional de labores, el paro fue parcial y la respuesta de los maestros de base fue poca, porque ahora, a diferencia de años anteriores, desconfían de la honestidad de sus líderes, razón por la cual, se realizaron cambios al interior de la Sección 22 que ahora se ponen a prueba.

Una manera de compensar el déficit de respuesta al paro nacional, fue la movilización, misma que solo debería de darle cobertura política al paro. No fue así, la movilización en varios estados de la república fue la prioridad en esta etapa de la protesta; la siguiente será el boicot a las elecciones.

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Con respecto a esto último, la CNTE se mueve en una contradicción. Los grupos más radicales hablan de boicot de las elecciones, en tanto que los más dispuestos al compromiso político, hablan de que no habrá boicot, sino un frente de lucha en las urnas donde el voto se promoverá a favor de MORENA y contra los partidos que firmaron el Pacto por México. Pero en el caso de Oaxaca, como la Sección 22 no es una organización corporativa (¡!) según el dicho de su secretario general, entonces sólo se invitará a los maestros a que voten.

Esta contradicción debe molestar mucho a Andrés Manuel López Obrador, porque le puede echar abajo su obra maestra: haber logrado escalar en estas elecciones el tercer lugar, en la preferencia electoral y seguro va por el segundo lugar. Por otra parte, el PRD y el PT, tienen miedo que el voto de castigo los haga caer, como los hizo caer en Oaxaca en el 2015, incluyendo al PRI, sólo que al PRI, en estas elecciones, el voto de castigo o el boicot, lo benefician.

Lo anterior explicaría porqué el día de hoy, 3 de junio de 2016, los emisarios del miedo: Manuel Barttlet (PT), Alejandro Encinas (PRD) y Virgilio Caballero (MORENA), exigen que el gobierno federal instale una mesa de negociaciones con la CNTE. ¿Creen que eso mejorará su relación con la disidencia magisterial? Están muy equivocados. Los radicales los ven como enemigos de clase y los menos radicales desconfían de ellos por venderse a la presidencia de la república, es decir, al PRI.

En el 2013, la CNTE prácticamente tomó la ciudad de México, fue el momento en el que movieron a todas sus fuerzas, y el gobierno federal le concedió reconocimiento de actor beligerante hasta en estados donde no lo era. No obstante, el desgaste y la traición de sus dirigentes llevó a la CNTE a replegarse y eso lo aprovechó mal el gobierno federal. Este último en lugar de aplicar la ley para retomar el diálogo con el sindicato y arreglar las cosas, se mostró arrogante hasta que los escándalos y el caso Ayotzinapa lo pusieron contra la pared. Algo similar está ocurriendo ahora.

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Las elecciones del 5 de junio no son solo locales, se juega en ellas la elección federal en la que se elegirá presidente de la república en 2018. El próximo poder ejecutivo federal enfrentará una coyuntura especial: el inicio de las inversiones que darán forma al proyecto de convertir a México en la nueva base estratégica para la explotación y venta de hidrocarburos del Golfo de México (¿?) y la garantía de que no habrá, ni por asomo, la ocurrencia de nacionalizar empresas extranjeras. En todo esto Oaxaca juega un papel con la nueva planta de licuación de gas en Salina Cruz. La crisis económica manipulada a la que nos están sometiendo, tiene como fin que en el 2018 México esté de rodillas suplicando apoyo internacional para salir del atolladero, como quieren hacerlo con Venezuela.

Esta es la razón por la que el gobierno federal y los estados involucrados no reprimen a los maestros y sólo administran la crisis. No pueden permitir que el proceso electoral colapse y eso lo sabe la CNTE y particularmente la Sección 22.

Hay que señalar que las primeras planas que ha logrado la CNTE en estos días, oculta varias cosas, pero una de las más importante es la presencia del crimen organizado en las elecciones. Los topes de campaña se han rebasado y los principales partidos hasta ahora no han rendido cuentas. Eso al menos da que pensar.

La otra tiene que ver con la presencia del EPR y la situación favorable que se le presenta, pues podría capitalizar, para engrosar sus filas, una eventual represión a los maestros. Esto tiene que vincularse con el descontento generalizado que existe entre la población, descontento que alienta a las organizaciones sociales de ideología más radical a actuar y con buenas razones. La miopía del gobierno federal no puede aceptarse sino a condición de que es una miopía a modo, para poder cumplir quien sabe que compromisos con sabrá Dios que fuerzas oscuras.

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La situación es que el gobierno federal está contra la espada y la pared, y se puso solo en ese aprieto y parece que no sabe cómo salir. Los emisarios del miedo (PRD-PT y MORENA) le ofrecen una falsa salida: negociar con la CNTE.

Si de veras el gobierno federal quiere construir una solución, primero tiene que aceptar el costo político de sus errores en las elecciones y después aplicar la ley y reestablecer el diálogo con el SNTE y sus legítimas representaciones seccionales, entre ellas la Sección 22. Un apartado especial será reformular la Reforma Educativa y ampliarla al campo de lo pedagógico. Pero no será suficiente, el gobierno federal tiene que permitir que las fuerzas reales se expresen al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y permitir también que un proceso democrático defina quiénes deben representar a sus agremiados y reestablecer la relación laboral con el sindicato. ¿Marcha atrás? No, porque no se traba de revivir la colonización del sistema educativo, sino de respetar los derechos laborales de los trabajadores y hacerles cumplir sus obligaciones aplicando la ley, una ley que por cierto, exige a gritos llenar sus vacíos.

samaelhernandezruiz@gmail.com

 

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