La lección de Duarte: Las barbas del vecino

Las elecciones del pasado cinco de junio, con las escandalosas derrotas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en al menos seis estados, entre ellos: Chihuahua, Quintana Roo y Veracruz, no sólo sirvieron para que el partido en el gobierno hiciera un ejercicio de autocrítica –que nunca la ha hecho- sino para hacer una limpia entre sus cuadros más notables. Puso en la picota a tres gobernadores: CÉSAR DUARTE JÁQUEZ, ROBERTO BORGE ANGULO y, particularmente a JAVIER DUARTE DE OCHOA, respectivamente. Desde luego que no fue una actitud ociosa del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO: los tres han sido íconos de la más asquerosa podredumbre y corrupción que se haya dado en las filas priistas, sin reparar en los hechos del pasado, que los hay y muchos.

Hay que recordar que los mismos gobernadores generaron asimismo un cisma en el PRI, que tiene hoy mismo al partido tricolor, más fracturado que nunca. Ayer, 12 de octubre, DUARTE DE OCHOA –que se ha defendido como gato boca-arriba- en oficio 2058/2016, se dirige a la diputada local, OCTAVIA ORTEGA ARTEAGA, presidenta de la Comisión Permanente del Congreso del Estado, autorice la licencia desde esta fecha hasta la conclusión de su mandato. DUARTE fue presionado por dos instancias: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), al declarar anticonstitucional la formación de una Fiscalía Anticorrupción que pretendía instalar el Congreso y lavar la corrupción y una comisión de Transparencia, que sería complemento de la primera. Y luego por la PGR, que empezó a investigarlo.

El gobernador veracruzano con licencia, estuvo en los últimos meses en la mira de los medios de comunicación. Primero, desde la agresión que sufrieron los panistas: MIGUEL ÁNGEL YUNES, gobernador electo –un pillo de corruptelas probadas-; RICARDO ANAYA, presidente nacional del PAN y SANTIAGO CREEL, a manos de grupos de choque, como el de “Los 400 pueblos”, que lidera CÉSAR DEL ÁNGEL. Los medios lo traen en salsa, a raíz de las decenas de asesinatos impunes de periodistas y, en las últimas semanas, por el secuestro y asesinatos de jóvenes, que han lacerando no sólo a la sociedad veracruzana sino al mismo pueblo de México.

Sin duda alguna, esta acción sienta un precedente y poner las barbas de gobernadores priistas a remojar, principalmente BORGE ANGULO y DUARTE JÁQUEZ. Su mala imagen, sus corruptelas y peculado, contribuyeron al duro revés que obtuvo el partido en el poder presidencial. Ello contribuyó asimismo a la renuncia de MANLIO FABIO BELTRONES a la dirigencia nacional, un viejo lobo que fue sustituido por un amateur: ENRIQUE OCHOA REZA. (JPA)