Coordenada 21 

LA FORMACIÓN DOCENTE Por Samael Hernández Ruiz

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Por Samael HERNÁNDEZ RUIZ

Algo sucede en nuestro país donde, a pesar de contar con académicos con alta calificación internacional y un sistema educativo con una larga experiencia, parece que no contamos aún con buenas instituciones para formar y seleccionar a nuestros docentes.

Lo anterior parece ser la conclusión a la que conduce la reforma educativa del presidente Enrique Peña Nieto. En efecto, su énfasis en la evaluación de los docentes, el control estricto y centralizado de la nómina, un nuevo servicio docente que pone en el centro la capacitación y constante observación del desempeño de los maestros, parecen indicar que se diagnosticaron notables deficiencias en la preparación de los docentes, el manejo de los recursos y el desempeño cotidiano de los maestros en las escuelas.

¿Dónde están los estudios que fundamentan los presupuestos de la reforma educativa? Hasta ahora, no los conozco.

Aceptemos que existen deficiencias en la formación docente; pero aceptemos también que el sistema encargado de la preparación de los maestros no recibió la atención que requería: las escuelas normales estaban (y siguen estando) prácticamente abandonadas, las normales superiores funcionan por inercia, con bajos presupuestos y sin plazas para contratar docentes de buen nivel, la Universidad Pedagógica fue “descentralizada” y lo único que se provocó fue una confusión normativa y deficiencias en su operación, los Centros de Maestros fueron prácticamente desmantelados y puestos en manos de los grupos políticos del SNTE. En resumen, la integración del subsistema de formación básica de los docentes, el de estudios superiores y el de actualización continua, nunca, hasta ahora, fueron integrados, armonizados y tampoco contaron con el programa y los recursos para mejorar su funcionamiento.

Por otra parte, aceptemos también que en la selección y contratación de maestros había serias deficiencias, que la corrupción y la venta de plazas eran prácticas corrientes; pero aceptemos también que las políticas federales de universalización de la educación básica y recientemente la inclusión de la educación media en ese esquema, propiciaron la improvisación de maestros con tal de que se cumplieran los designios presidenciales del momento. La herencia de plazas y su venta, se combinaron con políticas federales que llevaban a la contratación de docentes improvisados y se reforzaron mutuamente.

Gradualmente, las dos circunstancias descritas ( deficiente sistema de formación e improvisación y corrupción en la contratación de maestros), provocaron la desprofesionalización gradual del gremio docente en nuestro país. Si consideramos lo anterior, el regular o mal desempeño docente en las aulas es del todo explicable.

Debo destacar que ni el proceso de desprofesionalización del gremio magisterial es total, ni su desempeño es siempre inaceptable; por el contrario, el sistema educativo mexicano, de acuerdo con mi experiencia personal y lo que se puede documentar con estudios internacionales, cuenta con buenos docentes, quienes tienen un buen desempeño profesional. ¿Entonces dónde está el problema?

Al parecer, el foco del problema no se ubica en el sistema educativo, sino en el político. El corporativismo del PRI, iniciado en los años treinta, pero fortalecido en la década de los cuarenta, cuando se formó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), tuvo mucho que ver en lo que después se reflejará en el sistema educativo y en el sistema político ( caso Moreira por ejemplo) mexicanos.

El poder que llegó a tener el SNTE, fue tal, que el gobierno federal no pudo soportar la carga que representaba y decidió terminar con esa situación. Lo anterior es comprensible, lo que sucede, es que tiraron el agua de la tina con todo y bebé, es decir, en su interés porque el SNTE ya no metiera las manos en la administración del sistema educativo y poder controlar sus ansias político-electorales y de enriquecimiento ilícito, confundieron a Chana con Juana y terminaron por presentar una inexacta situación del magisterio mexicano que justificara la acción política contra el SNTE.

Al respecto, habría que ver cómo quedó el asunto, porque lo que se observa es que la influencia del SNTE, aunque en menor grado, sigue, y han surgido problemas nuevos como los pagos ciegos de la nómina centralizada y el control inquisitivo de los trabajadores de la educación, sobre todo los docentes que empeoran las cosas.

El diagnóstico para mejorar la formación y desempeño de los docentes mexicanos debe formularse considerando la complejidad que requiere el caso, y distinguir las políticas orientadas a solucionar problemas educativos, de aquellas que incrementan  el poder del Estado. En mi opinión aún está pendiente un diagnóstico del tipo que recomiendo y es urgente que se aboquen a la tarea quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, de lo contrario, el gobierno seguirá dando palos de ciego y postergando la evolución mejorada de la educación en México.

 

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