La capital: Del mito a la realidad
“No es el esplendor externo lo que adorna
una ciudad, sino la virtud de sus habitantes y gobierno”
Polibio, Las Guerras Púnicas, Tomo II, Libro IX, 10, p. 61
1).- La historia romántica
El 25 de abril de cada año, como si fuera la misma película de Tintan, el numerito se repite: En 1532, “la noble y muy leal villa de Antequera obtuvo la categoría de ciudad”, por Cédula Real otorgada por el Rey Carlos V de España. Ese día, “El Coro de la Ciudad” le canta “Las Mañanitas”. Chirimías, repique de campanas –carrillonada le llaman algunos-, tamalada, sesión solemne de Cabildo en el Teatro “Macedonio Alcalá”, entrega de premios, conciertos, discursos y loas. Todo un circo, maroma y teatro. Y otra vez la sobada cantaleta: nuestra capital, una de las más bellas de México, destino turístico cultural privilegiado, Meca de la pintura contemporánea, de barrios mágicos, de inigualable gastronomía.
Ciudad de monumentos históricos, de refinada arquitectura novohispana. Reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 y de un sinfín de medios como Travel&Leisure, “México Desconocido” y las que se acumulen, como una capital única y excepcional. Por notas laudatorias no paramos. Algunos le han llamado la reserva espiritual de México; casi, casi el ombligo del mundo.
2).- Del mito a la realidad
Será por esa dualidad de nuestra naturaleza indígena y mestiza o porque abrevamos del acartonado romanticismo decimonónico, hay una tendencia en el medio oaxaqueño a hacer de todo un mito. La nuestra es una eterna efeméride que nos remite a un pasado glorioso, de pompa y esplendor. Discursos y más arengas para ponderar aquellos tiempos idos y maquillar la realidad actual. “El artificio resulta provechoso si se mantiene escondido”, decía Ovidio (Arte de amar, Gredos, Barcelona, 2022, Libro II, 310, p. 87). Y es que, excepto la labor profesional de quienes han documentado nuestra historia hurgando en archivos y demás, el resto sólo destaca la parte anecdótica. Todo es Guelaguetza y huateque perpetuo. Calenda, mayordomía y fiesta patronal. Festivales y ferias.
Ríos de tinta han corrido sobre el Homenaje Racial desde 1932 a la fecha, hoy devenido Guelaguetza, y cada día el espectáculo tiene nuevas mutaciones. Algunas ocurrencias y jaladas de pelo. En el fondo de todo subyace una capital que, cada vez más, muestra los síntomas de la gentrificación y la descomposición. Una situación que va de lo sublime a lo grotesco. Ha ido perdiendo paulatinamente el aire provinciano abotagada por la inseguridad, el crecimiento anárquico, una vialidad caótica y la falta de infraestructura para enfrentar el futuro, entre otras. Visto así, Oaxaca no vive del turismo: es el turismo el que vive de Oaxaca.
3).-Agua, basura, contaminación
El aniversario 492 ya citado, se da en plena parafernalia electorera, de licencias y renuncias en el gobierno local. La oferta política de todos –partidos y candidatos a diputados federales, locales y ediles- es casi la panacea para curar todos los males de la ciudad. Y otra vez un clásico: “las ganas de beneficiarse hacen ver virtudes en donde sólo hay defectos”. (Cornelio Tácito, Historias, Cátedra, Madrid, 2006, Libro I, 52, p. 86). Hemos arrastrado promesas como maldición. “Porque en los tiempos de decisión, se presta el mismo oído a los consejos de la razón que a la cháchara del vulgo”. (Historias, op. cit., Libro III, 58, p. 211). Agua potable, basura y contaminación, están en el eje de la problemática urbana. Y no se van a resolver con ocurrencias ni falsas promesas. Nuestra capital, con todo y obras de embellecimiento de medio pelo en el Centro Histórico exhibe los síntomas del abandono; de la apatía e indolencia de sus autoridades.
Paradójico: se embellecen calles sólo para la comodidad del comercio en la vía pública, el gran negocio de concejales y funcionarios, problema que no ha cedido un ápice, sino que se ha multiplicado. En contra de la conservación y la originalidad de nuestros monumentos, las terrazas han deteriorado el impacto visual. Pero los giros negros y convertir a la ciudad en un gigantesco congal –cantinas y mezcalerías- dada su rentabilidad para el ayuntamiento, darán la espalda a cualquier medida de racionalidad que le aporte dignidad nuestra capital.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Sin asumirse defensor de la causa de la presidenta del IEEPCO, Elizabeth Sánchez González –que no conozco personalmente- es evidente y deplorable la abyección, sumisión y vergonzosa dependencia del Tribunal de Justicia Administrativa y Combate a la Corrupción, del poder estatal. Patético y entreguista. Ahora nos explicamos por qué metieron a magistrados (as) con artimañas. Como dijera el priista AAA: ¿cómo pueden llegar a su casa y ver a la cara a sus hijos? Que juzguen, pero en apego a la ley, no por consigna. Hay que ser cuche, pero no tan trompudo. Pasarán a la historia, sin duda, pero por la puerta de atrás.
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