IEEPO: Los nuevos jueces y fiscales
Un hecho desafortunado desató una guerra mediática en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), en donde se empalman humores, desmentidos, dimes, diretes y acusaciones. Se han mostrado elementos para desacreditar al Oficial Mayor de dicha institución, GILBERTO GAMBOA MEDINA, a quien se señala como el funcionario que, en un abierto conflicto de intereses, habría ubicado a una empresa familiar de distribución de gasolina, como la beneficiaria del suministro a los vehículos del IEEPO. Un diario “nacional”, que no ha sido beneficiado por las bondades publicitarias del gobierno de ALEJANDRO MURAT, como lo han sido otros, ha tomado el tema.
Sin asumir el papel de juez y fiscal –que no es eje del buen periodismo-, tampoco el de entreverar en este oficio la vena personal –o más bien visceral- para tundir a un determinado funcionario, servidor público, político, legislador u otros, es tan grave como erigirse en depositario de la moral pública, de la verdad absoluta o crisol de las buenas conciencias. Dichas posturas, perfiladas de manera soterrada, contrastan con ese periodismo que pierde la poca objetividad que aún conserva, cuando se advierte que busca deformar la realidad y devenir en instrumento de venganza, ajuste de cuentas o gatillero de futurismo político aldeano. La delgada línea que separa el periodismo panfletario, amarillista y gatillero, del morbo vulgar, se hace evidente.
En este mundillo, de política rastacuero, quien esté limpio de culpa que arroje la primera piedra. No es ni el presunto tráfico de influencias de GAMBOA MEDINA lo que está en tela de juicio, ni el ascendiente del Virrey JORGE CASTILLO en los bussiness, en el IEEPO solapados por GERMÁN CERVANTES AYALA, lo que está en el eje de la discución, sino los intereses que están detrás del insano propósito de poner una cortina de humo para dejar sin efecto el infame saqueo del antiguo régimen. En el periodismo de carne y hueso, la objetividad es relativa. Eso lo sabemos todos. Hay asaltantes a pluma armada que se asumen, de manera equivocada por supuesto, como los nuevos inquisidores de la modernidad.
La fijación personal, las fobias particulares o simplemente el interés insatisfecho, pueden convertirse en boomerang. El tema del presunto conflicto de intereses en el IEEPO alentó el morbo sólo unos dias. La inmediatez de la información en las redes sociales, que supera cualquier expectativa, deja atrás aquellos “análisis”, que tarde o temprano muestran su matiz de campaña de denuesto. (JPA)